Bajar la guardia, un error imperdonable
Una de las enseñanzas que recibimos de los peores meses del covid es que no hay mejor manera de combatir la enfermedad que previniéndola
De vez en cuando es necesario hacer un ejercicio de memoria. No hay que remontarse, como manifiesta perennemente cierto sector de la izquierda con monotonía, a lo que sucedió en España hace casi un siglo. La memoria hay que situarla un poco más cerca, a ... hace apenas dos años. Era una época de conceptos científicos que se volvieron cotidianos, como tasas de incidencia, de prevalencia de enfermedad, curva de infectados... Llegados a principios de diciembre de 2020 veíamos con tranquilidad en los telediarios, en los periódicos, que los contagios por el maldito covid habían caído y que los hospitales se habían vaciado de enfermos. Entonces, comenzó la relajación exhaustiva de medidas por parte de la población. Le repetimos, haga un pequeño ejercicio de memoria. El puente de la Inmaculada (de la Constitución, si lo prefiere) daba un pequeño susto, con una curva de contagios que comenzaba su viaje hacia la parte más alta de la gráfica. Los expertos se desgañitaban advirtiendo que no se podían relajar las medidas de precaución... pero como suele suceder, se les hizo mucho caso para las restricciones de los demás pero muy poco para las propias. La consecuencia fue inmediata: se dispararon los contagios y los meses de enero y febrero, en la provincia de Cádiz, fueron los que sumaron la mortalidad más alta de toda la pandemia.
En diciembre de 2022 la situación no es la misma, es bien sabido. La restricciones (con permiso de las mascarillas en el transporte público y centros sanitarios) han desaparecido y ha vuelto casi la normalidad. Pero los expertos han advertido a la población de que no pueden abandonar la vacunación, que es necesario, en especial en los colectivos más vulnerables, que se administren las pertinentes dosis de recuerdo. Han sido las vacunas, precisamente, las que han aliviado en gran parte la situación que vivimos ahora, concediéndonos una inmunidad de rebaño de un alto nivel. Pero la aparición de las nuevas cepas nos obliga a estar alerta, a seguir, aunque sea de reojo, las últimas novedades y a seguir los dictámenes de los expertos.