Bajar la guardia, un error imperdonable

Una de las enseñanzas que recibimos de los peores meses del covid es que no hay mejor manera de combatir la enfermedad que previniéndola

La Voz de Cádiz

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De vez en cuando es necesario hacer un ejercicio de memoria. No hay que remontarse, como manifiesta perennemente cierto sector de la izquierda con monotonía, a lo que sucedió en España hace casi un siglo. La memoria hay que situarla un poco más cerca, a ... hace apenas dos años. Era una época de conceptos científicos que se volvieron cotidianos, como tasas de incidencia, de prevalencia de enfermedad, curva de infectados... Llegados a principios de diciembre de 2020 veíamos con tranquilidad en los telediarios, en los periódicos, que los contagios por el maldito covid habían caído y que los hospitales se habían vaciado de enfermos. Entonces, comenzó la relajación exhaustiva de medidas por parte de la población. Le repetimos, haga un pequeño ejercicio de memoria. El puente de la Inmaculada (de la Constitución, si lo prefiere) daba un pequeño susto, con una curva de contagios que comenzaba su viaje hacia la parte más alta de la gráfica. Los expertos se desgañitaban advirtiendo que no se podían relajar las medidas de precaución... pero como suele suceder, se les hizo mucho caso para las restricciones de los demás pero muy poco para las propias. La consecuencia fue inmediata: se dispararon los contagios y los meses de enero y febrero, en la provincia de Cádiz, fueron los que sumaron la mortalidad más alta de toda la pandemia.

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