Los atrasos en las obras públicas cuestan vidas

Los puntos de concentración de accidentes coinciden con vías que llevan demasiados años esperando desdobles

Cuando vimos las carreteras, las avenidas, desiertas como en las películas de ciencia ficción, allá por el confinamiento, llegamos a creer que aprenderíamos algunas lecciones. A la vuelta de unos meses, ni siquiera los más optimistas se jugarían dinero a que la mayoría de las ... personas se lava las manos más a menudo que antes. Ni en ese pequeño gesto –de asombrosos efectos positivos para la salud– hemos escarmentado. Mucho menos, a la hora de conducir. Bien al contrario, las aglomeraciones y las tensiones son mayores que antes. Las operaciones de salida y retorno, los atascos, han crecido como lo ha hecho el volumen de viajes de una sociedad con ganas atrasadas, que considera que la vida le debe algunos veranos, algunos viajes, conciertos, fiestas, encuentros o escapadas. Finalmente, buena parte de esa ansiedad confluye en las carreteras. Las gaditanas, como casi todas las andaluzas y españolas, van a terminar el año 2022 con el triste récord de superar en siniestros y muertes los números anteriores a 2020, a la etapa ya denominada para siempre 'prepandemia'. A los peligros de siempre –exceso de velocidad, distracciones, alcohol...– que no han remitido ni un ápice se han sumado en los últimos años dos elementos. El primero de ellos es el teléfono móvil que se ha pegado a la mano de gran parte de la población de manera, parece, inevitable. El número de despistes, algunos mortales, que provoca es incontable. La segunda es la peligrosidad de las vías por abandono y falta de mantenimiento o por cambios de regulación, como en el caso de la autopista Cádiz-Sevilla. Ha dejado de ser de peaje por primera vez en su historia con lo que su tránsito medio se ha disparado y, en idéntica proporción, los accidentes. La Dirección General de Tráfico (DGT) hace años que trata de detectar y señalizar los puntos negros en cada provincia. Antes de la alerta sanitaria, Cádiz rozaba la treintena y todo hace pensar que serán más cuando acabe 2022. En muchos casos, son vías que llevan años esperando un desdoble que alivie y haga más segura la participación, desde la propia A-4 con la Nacional IV, hasta la N-384, entre Arcos y Antequera, por no hablar de los tramos Vejer-Algeciras y Jerez y Rota. Con la enésima crisis en ciernes cuesta pensar que vaya a mejorar la situación

En estos momentos de dolor y recuento de víctimas se puede percibir el impacto real que los retrasos crónicos en algunas obras de infraestructura tienen en la sociedad gaditana.

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