Ahogados entre la distribución y la especulación
Los agricultores gaditanos claman ayuda, no soportan más el peso de los gastos que asumen mientras que sus productos se venden a un coste muy superior al de origen
Un informe oficial de la Junta de Andalucía asegura que el sector primario es la principal fuente de trabajo en la mitad de los municipios de la comunidad, especialmente en aquellos que están alejados de las grandes urbes de población. Lo que quiere decir que ... hay muchas familias que viven del campo y muchas otras que están esperando lo que ellos trabajan. Porque la agricultura es de esos oficios que no se agradecen hasta que hay peligro de desabastecimientos, o cuando las partidas no llegan y la mesa se queda huérfana. Son productos de primera necesidad y, por tanto, ellos, los que se dedican a mantenerla, también deberían ser considerados de esta manera.
Sin embargo, lo están pasando muy mal. Tan mal como para pensar en abandonar. En dejar ese trabajo que les ayuda a sobrevivir y que seguramente muchos de ellos aprendieron de sus padres y anteriores generaciones. Pero no pueden más y este domingo lo cuentan en este periódico.
Si la sequía era dura. O los temporales o la competencia desleal de países extranjeros donde las normas no son tan normas, o la subida del combustible y la electricidad no eran suficientes, el periodo de inflación ya les está matando. Agradecen las ayudas recibidas pero creen que si de verdad se les quiere echar una mano lo que se podría hacer es replantearse el sistema de negocio. La distribución. El que vendan sus productos a un 0,7 el kilo por ejemplo y en el supermercado se venda a dos euros. Lo mismo. Lo que ellos mismos recogieron con sus manos. Los intermediarios. Que por un lado les puede hacer ganar dinero al exponerlos en grandes superficies pero por otro pueden especular con lo que ellos dejan de ganar y sin olerlo.
La solución tampoco está clara pero lo que es seguro es que necesitan que alguien les escuche y tenga la intención verdadera de darles una solución a sus demandas. Porque realmente son ellos los que saben cómo se les puede salvar de esta nube que viene tan negra. Uno de los temporales más fuertes que han vivido en la historia más reciente. Porque si siguen desistiendo, abandonando, quebrando, esos productos tan necesarios dejarán de llegar a nuestras mesas y a la de nuestros hijos. Si se presume de una tierra fértil hay que abonarla. Y si se quiere perpetuar la proximidad, lo andaluz, lo gaditano, habrá que cuidarlo.