Cádiz puede soñar mirando al mar

La primera piedra de IncubAzul supone un impulso a una nueva forma de riqueza en la que la capital debe aprovechar todo su potencial

La Voz

Cuando Cristóbal Colón, mirando al mar, dijo que podría alcanzarse la especiería navegando hacia el oeste y que eso haría rica a la Corona de Castilla, muy pocos confiaron en él. Lo mismo sucedió cuando un loco llamado Ángel León afirmó que era posible hacer ... cocina de vanguardia aprovechando las partes de pescados y mariscos que nadie quería. Cuando hace unos años empezó a hablarse de economía azul y del aprovechamiento del potencial del mar para generar empleo y desarrollo, muchos dijeron que eran paparruchas, que la industria debía de ser como toda la vida y que el mar poco menos que servía como complemento a la arena para el turismo. En los dos primeros casos, la historia terminó demostrando que esos pioneros tenían razón y derivó en oportunidades para Cádiz que, desde la Casa de la Contratación o desde Aponiente, se supieron aprovechar al máximo. En el tercero de los casos, será el futuro el que determine si el proyecto del que se comenzó a hablar en 2014 como parte del programa políticos del PSOE, termina siendo otro de esos modelos de éxito en los que el binomio de Cádiz-mar termina siendo una fórmula de desarrollo.

De momento, a la idea y a la ilusión se les ha añadido el trabajo. Ayer se puso la primera piedra del que debe ser el centro que acoja a las empresas que deseen explotar las posibilidades económicas del gigante azul. Las obras de dicha iniciativa deben estar a punto para el año que viene y está bien que se hable de plazos porque Cádiz no puede esperar mucho para proyectos económicos ilusionantes. Eso sí, una vez construidas las instalaciones, que no se olviden ni Pacheco, ni Montero, ni Garrón ni González (o quien esté en sus puestos) habrá que dotarlo de contenidos, atrayendo a empresas punteras que quieran trabajar desde la Bahía en un sector tan lleno de oportunidades como el mar.

La búsqueda de nuevas oportunidades para una Bahía de Cádiz que reclama nuevos yacimientos de empleo es una obligación para los políticos de todas las administraciones. Y si esa búsqueda aprovecha la gran fortaleza gaditana de su conocimiento del mar –no nos olvidemos del papel de CeiMar– nos permite ser más que optimistas.

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