Cádiz, entre los unos y los otros, sin barrer
Las disputas institucionales constantes entre las distintas administraciones convierten cualquier proyecto o arreglo en una odisea burocrática
Si usted frecuenta las redes sociales, habrá visto muchas veces esos pequeños montajes en los que un usuario coloca dos noticias juntas y señala que, aproximándolas y relacionándolas, se entienden mucho mejor. Eso mismo sucede con las noticias de un periódico. Juntas se entienden mucho ... mejor.
Así, en la edición de hoy de LA VOZ está, por una parte, el requerimiento de la Junta de Andalucía hacia el Ayuntamiento para que arregle el colector de Santa María. El Ayuntamiento lleva semanas replicando que ese asunto, que atañe a todos los gaditanos, no es de su incumbencia y le pide a Sevilla que lo arreglen ellos.
Por otra, tenemos la reunión a cuatro bandas entre la Junta, la Diputación, el Ayuntamiento y la Universidad de Cádiz respecto al futuro de Valcárcel. En lo único que están de acuerdo, de momento, es en el problema que se avecina si no alcanzan un consenso. Ruiz-Boix, con ese tono bronco que le ha impreso a la Diputación, ya ha dicho que si la Junta no se hace cargo del proyecto en seis meses, le retirará la cesión a la Universidad. La Junta, de momento, sólo concede que el proyecto es de ciudad, por lo que todos deben contribuir a su restauración. El Ayuntamiento se descolgó en solitario (en plena campaña andaluza) con que pondría cinco millones y la Universidad pide, desde que Piniella llegó al Rectorado, que no se politice el asunto.
Los ejemplos que se pueden poner en la ciudad sobre cómo la disputa entre administraciones es capaz de frenar cualquier tipo de proyecto son apabullantes. Desde la rehabilitación de un bloque de pisos a la contratación del personal de limpieza de un colegio, son innumerables los casos en los que la ciudadanía queda presa del institucional y antideportivo lanzamiento de pelota en el tejado administrativo ajeno. El hecho de que en el Ayuntamiento, la Diputación y la Junta el color político sea distinto no hace sino abonar el terreno para una confrontación que eterniza cualquier trámite y que, pese a darnos una gran cantidad de titulares a los periodistas, hace que la ciudad quede, casi siempre, sin barrer.
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