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LA BARBITÚRICA DE LA SEMANA

Tenemos todo el pasado por delante

La sociedad contemporánea está cansada de la democracia. Algo parecido ocurrió en el siglo XX

Karina Sainz Borgo

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Hubo una generación a la que la democracia le pareció una cosa lenta, inútil y desprovista de imaginación. Así lo cuenta Carlos Granés en 'Delirio americano' (Taurus), en cuyas páginas describe un fenómeno de los primeros años del siglo XX, cuando los miembros de las ... vanguardias despreciaron aquella forma de gobierno por considerarla decimonónica y anacrónica. Ante un siglo tecnológico y vertiginoso, Marinetti y los constructivistas rusos, uno arrobado por el fascismo y los otros por el comunismo, se convirtieron en sirenas propagadoras de un nuevo orden. El poeta chileno Vicente Huidobro pensó que la democracia era un colchón de papeles inútiles, un invento de letrados. Leopoldo Lugones halló en el fascismo de Mussolini una épica de energía transformadora que acabó inspirando el peronismo. Casi un siglo más tarde, su hallazgo se ha convertido en una versión política del 'Soy leyenda', de Richard Matheson: no tiene antídoto ni cura. Del general Juan Domingo para acá, el peronismo crece al contacto con el agua, como las patillas de Menem y la melena de Kirchner.

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