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El ángulo oscuro

Cervantes contra el sí es sí

El consentimiento plantea dificultades probatorias ímprobas

Juan Manuel de Prada

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Nadie dudará a estas alturas que Cervantes es el escritor con más sutil y hondo conocimiento del alma humana, que despliega a través de personajes universales en los que vemos reflejados nuestros anhelos y sufrimientos más íntimos, nuestras miserias y heroísmos más secretos. Sancho Panza ... toma posesión de la ínsula Barataria (Quijote, II Parte, capítulo XLV) resolviendo algunos pleitos intrincados; y entre ellos uno que, juzgado conforme a la malhadada ley del 'sí es sí', habría tenido un desenlace por completo diverso. Una mujer llega al juzgado, asida fuertemente a un ganadeo rico que, según afirma con grandes voces, la asaltó en mitad del campo y se aprovechó «de su cuerpo como si fuese trapo mal lavado». El ganadero, por el contrario, sostiene que no la forzó, sino que se topó con ella en el camino y «el diablo, que todo lo añasca y todo lo cuece, hizo que yogásemos juntos», a cambio de un estipendio. Pero la mujer insiste que no consintió, sino que fue forzada; y Sancho parece creerla, pues exige al ganadero que le entregue una bolsa de cuero con veinte ducados. El ganadero obedece; y la mujer sale del juzgado «haciendo mil zalemas a todos y rogando a Dios por la vida y salud del señor gobernador, que así miraba por las huérfanas menesterosas y doncellas».

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