Reinventarse o morir

La posibilidad de perder de la noche a la mañana su espacio, sus salarios, su influencia, su cuota de poder, estremece solo de pensarlo

Juan Carlos Viloria

La derecha radical española encarnada en Vox que ha llegado a agrupar cuatro millones de votos se ha plantado en 2023 sin aliento. El populismo izquierdista de Podemos, que en sus momentos más álgidos soñó con reemplazar al PSOE y alcanzó siete millones de papeletas, ... también ha llegado a este crucial año electoral con la lengua fuera. Ambas fuerzas políticas han visto con qué facilidad las nuevas siglas surgidas de la crisis del bipartidismo pasaron de tocar el cielo con los dedos a tener que cerrar la sede por falta de efectivos. El fantasma de Ciudadanos, Izquierda Unida o UPyD planeaba sobre los dos extremos del arco político español desde que las últimas convocatorias a las urnas en Galicia, Comunidad de Madrid y Andalucía encendieran toda las luces de alarma. Y cuando una fuerza política emergente saborea las mieles del poder, coloca en la estructura del estado a sus huestes y paladea el dulce arbitrio de reclamar la atención de los medios hacia su relato, se convierten en yonkis adictos a la poderosa droga del escaño.

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