Opinión
Ya es tiempo de Cuaresma
Nuestro Papa Francisco, continuamente nos manda mensaje de paz y de unidad
Hoy, 22 de febrero, es Miércoles de Ceniza, empezamos una nueva Cuaresma. En este año pasado, desde el Domingo de Resurrección, los cofrades no hemos parado de trabajar por nuestras hermandades y por nuestra ciudad. La mayoría de las veces de una manera silenciosa, mostrando ... nuestra solidaridad cristiana, porque creemos que el que sufre es nuestro hermano, aunque no le conozcamos la cara.
Ha sido un año duro, muy duro para muchos. La guerra sigue acampando por nuestro planeta, no es solamente la guerra de Ucrania, que en un par de días cumplirá un año, sino tantas guerras que parecen olvidadas, pero con víctimas diariamente, Palestina o Siria, son solamente un par de ejemplos. El terrorismo sigue en el Sahel, asesinando y secuestrando. Aquí mismo, cada día nos enteramos de asesinatos de mujeres por sus parejas, niños asesinados por sus padres o madres. No voy a seguir describiendo otras formas de violencia que existen, quiero subrayar, simplemente parece que esta crece. En vez crecer en paz, crecemos en inhumanidad.
Nuestro Papa Francisco, continuamente nos manda mensaje de paz y de unidad. Me gustaría que esta Cuaresma, además de nuestro trabajo en las hermandades, dediquemos un rato a nuestra conversión siendo constructores del Reino de Paz, al que Jesús de Nazaret nos llama. Seamos sujetos activos de la paz. Una Paz con mayúsculas, que elimine no solamente las acciones físicas violenta, sino también de gestos y palabras.
No vamos a poder eliminar las guerras, contra ellas solamente nos queda nuestra oración continua y silenciosa a Nuestra Madre María de la Paz, pero si podemos eliminar de nuestra vida diaria todos los sentimientos de rencor, competencia, odio o venganza. Cuidemos que somos constructores de esa paz, en nuestra familia, en nuestro entorno social, en el trabajo o trabajo. Pongamos una sonrisa donde existe acritud. Ante una mala palabra, contestemos con silencio y tendamos la mano, no tratemos de quedar por encima.
Además, recuerdo que no hay una paz verdadera si no hay unidad. Veamos lo que nos une, no lo que nos separa. Esto es aplicable a la vida interna y externa de las hermandades, pero también en las demás esferas donde vivimos.
No es tan difícil. Recordemos el viaje silenciado del Papa a Sudán, pedía la paz en una tierra de guerra y hambrunas desde décadas. En ese viaje dio un signo de unidad, acudió acompañado del Arzobispo Anglicano de Canterbury y el Moderador de la Iglesia de Escocia (presbiteriano). Todos uno, pidiendo la Paz en esa tierra de muerte y tortura.
Esta Cuaresma debe de servir a los cofrades, para seguir fortaleciendo nuestra unidad, tanta necesaria, los retos del mundo actual son difíciles, pero como hace 350 años debemos de estar para dar respuestas a nuestra ciudad. Entonces se crearon cofradías y hermandades para acoger a esclavos y libertos, otras crearon instituciones para acoger mujeres, etc. Debemos desempolvar lo que se ha hecho por nuestros titulares durante muchos siglos. Recordemos e investiguemos porque nacieron estas nuestras hermandades. Aprendamos de ellos. Esa es nuestra historia, nuestra esencia, nuestra identidad.
Esta Cuaresma, espero que sirva para la conversión de todos los cofrades gaditanos, demostrando que nuestra fe está viva, no solamente el día de nuestra salida procesional, Cuidemos especialmente a los niños y niñas, a los jóvenes y adolescentes, intentemos comprenderlos, son tiempo muy diferente a los nuestros. Acompañémoslo en su descubrimiento personal de su fe, una fe con hechos como pide San Pablo.
Este no debe de ser tiempo de tristeza, sino de alegría, ilusión y esperanza. Preparémonos para que, dentro de cuarenta días, hagamos pública nuestra fe, mostrando a las calles de Cádiz esos altares que son nuestros pasos, con nuestros titulares y que siempre están al lado de nosotros y recordando palabras de nuestro Pontífice , que decía , Queridas Hermandades, la piedad popular , de la que sois una manifestación importante, es un tesoro que tiene la iglesia y que se ha definido como una espiritualidad, una mística que es un espacio de encuentro con Jesucristo, ese en el que dentro de esos cuarenta días los buscaremos y lo encontraremos a nuestro lado.