liberalidades
Los maestros ciruela del periodismo
Es inútil acusar a un líder político de mentir cuando vistes la camiseta del sujeto más trolero que han visto los tiempos
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Los propagandistas de Sánchez han elegido la deshonra, pero es que el ideal del periodista independiente es mas fácil de formular que de ejecutar, cosa que, encima, tienes que hacer todos los días. Es divertido seguirles por los vericuetos de su difícil tarea, y sorprende ... que no hayan dado todavía con un truco que les facilitaría mucho el sometimiento, ese hijo del miedo a la intemperie o de la abyección, según los casos. El truco: Sánchez ha afirmado una cosa y su contraria sobre la práctica totalidad de los asuntos de interés público, así que basta con elegir en cada ocasión la cita que mejor se adecúe a la polémica del momento.
Una destacada figura gubernamental estuvo a punto de malograr ese tesoro de los siervos voluntarios (que sí, que más cornás da el hambre, pero voluntarios al fin). En efecto, el tesoro de las monedas –que por definición tienen dos caras– casi se malogra para el dueño de tu destino, periodista del régimen, cuando aquella esforzada ministra distinguió entre el presidente del Gobierno y Pedro Sánchez. Le pareció el modo de conciliar afirmaciones contrarias, pero solo consiguió uno de los más celebrados gags del quinquenio negro. Aprovechen, ancilares llenapáginas, y atribúyanle cada vez la versión más conveniente al autócrata en estos últimos días de la vergüenza.
En el celebrado diario que, inexplicablemente, marca el canon a la profesión, han llegado a entrecomillar declaraciones nunca hechas de Úrsula, ¡la gran Úrsula! Ingenuamente, uno tiende a creer que lo suyo, cuando te pillan así, en bragas, es pedir perdón. Pueden esperar sentados. Con las elecciones encima, el habitual sesgo con el que van por el mundo los maestros ciruela de la profesión, su natural escoramiento, deja paso a una ferocidad parecida a la saña con que los primeros homínidos defendían su pedazo de búfalo.
Lejos de mi voluntad darles consejos, pero la desesperación siempre conmueve a los que no somos psicópatas. No puedo evitar apiadarme un poquito: esa arma que han elegido, y que ellos mismos definen como «crear el marco de que Feijóo es un mentiroso», no moverá un solo voto. Quizá si su señorito fuera otro, no el mendaz compulsivo que ha dado nombre al régimen sanchista, el arma serviría de algo. Pero es inútil acusar a un líder político de mentir cuando vistes la camiseta del sujeto más trolero que han visto los tiempos. A diferencia de los que dan lecciones de limpieza sin haberse cambiado los calzoncillos desde la moción contra Rajoy, algunos sí podemos hacerle reproches de ese tipo a Feijóo. No tanto por mentir como por no haberse aprendido bien unos datos fácilmente comprobables. Te gustará o no la señora de TVE que pilló al candidato popular en un renuncio, pero en ese momento hacía su trabajo de periodista. Después podemos afearle sus diferentes actitudes dependiendo del entrevistado, pero la verdad es la verdad.
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