OPINIÓN
Valcárcel, siempre en la cárcel
Con 350 €/m2, no hay ni para pipas, solo limpiar la fachada y sus techos, y presumir otro vacío gaditano
Los mejores edificios que la sociedad hereda, protegidos por su identidad urbana, poseen una dura servidumbre: son muy caros de rehabilitar. El Patrimonio Arquitectónico es lo que tiene, no solo años, aunque hay ejemplos de arquitectura contemporánea que también lo requieren como Náuticas, es básicamente ... su enorme carga de historias heredadas que los obliga a restaurarse dignamente. Esa dignidad pertenece al hecho Histórico y Cultural, que convierte nuestras bellas ciudades en reclamo de propios y visitantes. Cargan siempre con una mochila llena de sorpresas temporales y económicas.
En muchas otras ciudades se repite el estigma de Valcárcel. En San Fernando la Casa Lazaga, ya andando; en Jerez, la Plaza Esteve y todo el barrio de San Mateo; en Sevilla, El Pumarejo, en marcha también. etc. Nos recuerdan como mudos pero elocuentes testigos, nuestra evolución urbana. Sus gritos en medio de los centros históricos, denuncian la desidia social. Siempre habrá islas sujetas al devaneo político y administrativo, aunque haya plataformas civiles que refresquen la memoria de su rescate. Podrán ser peligrosos y oscuros deseos de ruinas inminentes de inmobiliarias y políticos, para evitar su conservación.
Valcárcel, el majestuoso Hospicio Provincial, antes Casa de la Caridad, del gran y olvidado, D. Torcuato Cayón, arquitecto catedralicio y de la mejor herencia gaditana, sigue como reo continuo. Me van a permitir que presuma que, para querer parar una corriente ciudadana que intenta conseguir conciencia y vergüenza de alguna de las cuatro administraciones, lo firmado recientemente es todo un paripé. Solo será una foto para acallar encaros, que casualidad, entre tres de los responsables del mismo partido, amigos de la privatización. Con 350 €/m2, no hay ni para pipas, solo limpiar la fachada y sus techos, y presumir otro vacío gaditano. Eso sí, la innecesaria plaza que nadie pidió y algún jaramago, se harán, y la Universidad observando cómo se le va lo mejor que tuvo: que fue su propia rebeldía y la defensa de la razón. Salud.
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