OPINIÓN

El urbanismo incendiario

No atender el nuevo clima, que el obstinado loco niega, con el poder destructivo de la falla del apóstol, sobre un urbanismo y construcción seriada de catálogo, es un anunciado suicidio

Las cenizas tapizaban el suelo con no más de dos cuartas. quedaban reducidas a débiles construcciones de chamuscadas chimeneas. El trazado hipodámico era un triste tablero de casillas grises y tostadas. Humeantes ruinas disolvían el ilusionado mundo de los buscadores de un posible Olimpo. Da ... pavor ver el trabajo y dinero de familias y soñadores, consumidos en la primera colonia californiana española. Alrededor de la isla hispánica de la calle Olvera, edificada por los franciscanos en 1769, todo ardió. Cada año vendrá más duro. Sujetos a la inconsciente forma de entender el territorio y no saber colocar las casitas de palé.

No atender el nuevo clima, que el obstinado loco niega, con el poder destructivo de la falla del apóstol, sobre un urbanismo y construcción seriada de catálogo, es un anunciado suicidio. Arquitectos tenderos de casitas de madera, venden el rico alimento del enorme dragón. Poseídos por una innata y cruenta maldad geográfica, serán engullidos en sucesivas calamidades. El Gran Los Ángeles de California que ocupa 184 ciudades, es un totum revolutum con autopistas por calles y ricos agujeros negros en los grandes cruces. Autóctonos e inmigrantes, buscadores del oro visual, se han ido depositando en un rectángulo áureo de 91.000 Km2. como un demente monopoly. Un terreno donde la venta de la edificación ha sido más importante que los cuidados urbanos de aguas, bosques y bomberos. La avidez de su arder, aparte de las sequias, está en la materialidad de su inconsistente maderamen. Si no se aprende, piensa y prevé, todo corre el peligro de convertirse en pavesas.

Un ficticio mundo americano, donde la arquitectura es otro consumo más para entender su way of life. Reedifiquen con ladrillos y piedras que duran y protegen. Piensen, como en los barrios del sur de Valencia que, si proyectamos para el devorador rojo o azul y no ponemos los medios de defensa con sentido común, vendrá Madre Natura, que anda ya muy cabreada y caliente, y se lo comerá todo. Salud.

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