OPINIÓN
Las universidades
La Función Social Universitaria, es más importante y necesaria, transcendiendo la mayor capacidad económica en las matrículas
Durante seis años estuve cursando Estudios Superiores en la Universidad de Sevilla. Me facultaron para desarrollar mi profesión de arquitecto. No superior, que solo lo son los estudios, sencillamente: Arquitecto. Ni tampoco técnico, que han sido denominaciones muy posteriores y que inducen a la confusión. ... Recuerdo con enorme satisfacción las ilusiones depositadas en cada clase que asistía. Anclados están los primeros reveses de malas notas que, ante otras expectativas mejores, me sorprendieron por su acritud y desconcierto. Año tras año, la carrera me ocupó un curso más de su recorrido, no fue tan mal. Hora a hora, día a día, mes a mes, y curso tras curso, con enormes tiempos dedicados a láminas, dibujos y diferenciales. Creo que logré fundamentalmente al terminar la carrera, hacer felices a mis sacrificados padres, como muchos.
Ya de edad madura y como labor profesional, estuve honrado en pertenecer durante más de 20 años, a nuestra Universidad de Cádiz. Fue una amplia y gustosa experiencia en la dimensión de mi titulación. Ésta laboral, frente a la primera puramente formativa. Confieso en primer lugar, mi enorme cariño por las Universidades Públicas. A pesar de los tiempos continúan muy vivas y han permitido ofrecer al común, personas muy preparadas y respetuosas con el mejor espíritu de esfuerzo para el progreso de nuestras sociedades.
Las experiencias profesionales públicas, hicieron dedicarme profundamente a la función social. Las conocí, las gocé con muchos compañeros y enormes amistades, en lo duro y en lo blando, manteniendo ese sano y continuo aliento por lo común. También tuve la oportunidad de entender, por trabajos de la Agencia de Evaluación, cómo funcionan los títulos en las Universidades privadas. La diferente orientación de ambas, se me presentó clara y contunden. Las sociedades preparan sus mejores lideres facultándoles en el conocimiento, no solo por la facilidad económica de cada familia, sino para que ningún talento quede abandonado en el camino. Es evidente que el sentido de Formación Superior entre lo público y lo privado, como en cualquier menester del saber y el empleo, es muy desigual. Sus intereses se dirigen a entender las dos consistentes formas de una misma sociedad.
Veo en estos últimos tiempos, al menos en este sur del sur, que la valoración y respeto por las Universidades Públicas, se orienta en su gobernación reduciendo las inversiones políticas, debilitándolas. Sin embargo, se impulsa la creación de las privadas, cuyo destino es sacar otro tipo de adalides más dirigidos a las conquistas personales, basadas en la pura economía. Me duele que la debilidad crezca sobre las Públicas y se dañen en lo irreversible. Es verdad que éstas debieran controlar más sus endogamias, limitando sus veleidades con una docencia consistente e involucrada en dar lo mejor para sus alumnos. Volcarse en clases y laboratorios a pesar de su poco reconocimiento. Incluso sabiendo de partida la falta de recursos y compensaciones por esa vocación, cada vez más escuálidos, y no buscarlos solo en los Master. La Función Social Universitaria, es más importante y necesaria, transcendiendo la mayor capacidad económica en las matrículas.
Espero que el río no disperse contracorriente sus afluentes por valles y montes esquilmados y podamos mantener dignamente estas sanas Instituciones, empeñadas en obtener el mejor redito social. Lo privado en estos temas, por supuesto debe existir, pero con menos desplantes con un dinero que, si son los impuestos de todos, no termine en manos de unos pocos. Salud.