OPINIÓN
Las plazas sin salida
Esta ciudad, como muchas, cometió la equivocación de colocar un aparcamiento público en el mismo corazón del centro histórico
El continuo y desagradable sonido de las bocinas, molestaba. Subía desde la calle y distraía de cualquier concentración o actividad querida. Duros atascos producidos por vehículos que esperaban entrar en el subterráneo con otros que querían salir, indiscriminadamente cruzados, por una posible calle de la ... plaza. Un largo gusano de vagones quería aparcar. Este repetitivo suceso que traigo como reflexión sobre la marcha de la peatonalización en las ciudades históricas. se puede producir en cualquier ciudad de España, no solo en San Antonio de Cádiz. Esta ciudad, como muchas, cometió la equivocación de colocar un aparcamiento público en el mismo corazón del centro histórico. Estos incómodos embotellamientos solo se resolverán cuando se destinen estos aparcamientos exclusivamente para los residentes de las ciudades patrimoniales. Un continuo ir y venir de decibelios, C0, C02, y gases nocivos, etc., merman nuestra paciencia y salud. En fechas como Semana Santa, carnavales, veraneos, Navidad, o sea casi todo el año, no veáis la que se lía. Encontrar aparcamiento en el centro de la almendra histórica, es una odisea convertida en tren de espera. Hay que dejar el coche en casa, usando lo público.
El cierre de la calle Veedor, como cuando se peatonaliza una vía en la ciudad que sea, debe pensarse sopesando muy bien a futuro, los efectos colaterales del tráfico. Que si, que hay un colegio cerca, aunque lejos de ese tráfico veloz y peligroso, donde puede haber algún riesgo. Los centros educativos que salen a las aceras, sin padres cautos y cuidadosos que no deben dejar a los niños desatendidos, siempre tendrán amenazas. No por eso vamos a peatonalizar todos los alrededores de los colegios. Kichi la cerró, Bruno la abrió, y ahora quieren volver a cerrarla en un incierto bucle de ida y vuelta. Salir de la plaza necesita esa calle como desagüe natural, estrecho, pero necesario para evitar interminables circuitos de rotonda sin fin. Ocurre con estas malas soluciones urbanas, en todos lados.
Las vías peatonales tienen otro sentido. No solo evitar el contacto del coche con el peatón o el atropello de un niño. Forman parte de una planificación que debe resolverse de forma racional, cauta y siempre mirando a un futuro sensible y sostenible. Conseguir una ciudad calmada y apta para una mejor salud urbana, es la meta patrimonial. En su día se consiguió cerrar la calle, que también constriñe la salida a Santa Bárbara y la ronda. Se han pedido tantas cosas, que pareciera que fuera un núcleo intocable del barrio. Opino que hay que ser razonables y dejar abierta y controlada al tráfico la vía con velocidad limitada, pero solo para residentes y medios públicos. Ya con la experiencia obtenida en estos cierres y aperturas, cerrarla de nuevo, complica la salida a la ronda exterior para dejar respirar el centro.
Los ciudadanos que vivimos en los centros históricos, simplemente para parar y desembarcar personas, alimentos u otra necesidad, tenemos un tiempo limitado por el intensísimo tráfico. En Cádiz, como en otros lugares, todo el mundo reparte mercancías y recoge a cualquier hora. En una ciudad histórica, estos vehículos, salvo urgencias y mantenimientos, debieran hacerlo en horario restringido muy de mañana, antes de que abran colegios y comercios. Solo pasaría el vehículo público, los residentes y los operarios. Veedor como ejemplo simbólico, sería casi como una calle peatonal.
Pensemos mejor las cosas que pedimos y decidimos, y que solo nos hacen insolidarios con otros habitantes de las ciudades. Salud.
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