OPINIÓN
¿Quién pagará la luz?
Ahora las ciudades parece que tienen la obligación de encenderse como antorchas, ante un acontecimiento como es la Navidad
Las fastuosas calles repletas de enormes y bellísimas casas y palacios, se dejaban alumbrar en sus fachadas, porches y puertas por abundantes luminarias de mil colores. Alumbraban gozosamente las fechas y aseguraban el mejor caminar. Vimos hace poco como toda Roma, un poné, se viste ... de Navidad, pero no cuelgan catenarias de luz cruzando las vías como aquí. Sus espectaculares claridades las colocan y pagan los mismos restaurantes, tiendas y marcas. Sí, lo hacen por cuenta propia para lograr el atractivo de vender en la ciudad, con enormes muestras de muchos vatios que seducen los tránsitos y compras de autóctonos y visitantes.
Ahora las ciudades parece que tienen la obligación de encenderse como antorchas, ante un acontecimiento como es la Navidad. La costumbre española es que ese deslumbre y llamada la paguemos los ciudadanos con nuestros impuestos. Eso no pasa, como ejemplo al menos, en Roma, que no es sospechosa de ser ni pequeña ni poco visitada. Algunos pensamos, y a ello nos exponemos, que, si la atracción de la feria debe ser un tiovivo bien iluminado, esa luz la tiene que abonar el tiovivero de turno, no los ciudadanos, que además pagamos para montarnos. Los Ayuntamientos se han vuelto locos, gastando un dinero que no tienen del peculio de todos. Incendian las ciudades con un brillante fuego contenido en bulbos de vidrio por la gracia de destacar. Todo un desgaste de megalomanía este repertorio contra los caudales públicos. Pero todos aplaudimos los encendidos, ya que se trata de un espectáculo que atrae a propios y extraños, aunque siempre con ganancias para los mismos.
No crean que me gustan las Navidades oscuras, ni mucho menos, ya critiqué las anteriores, que parecían «deskichiadas». Lo que pasa es que con la presión a que nos someten las subidas de las facturas de la luz y la sostenibilidad, que las calles se llenen de bombillas iluminando el planeta, me produce un gran coraje. ¿Quién paga esa la luz, sino nosotros?, ¿No deberían hacerlo los que ofrecen sus mercancías en el torbellino de la ganancia navideña?
Rescatar la responsabilidad que otras ciudades tienen para que nos sea el ciudadano quien soporte ese enorme gasto, será difícil aquí, pero no estaría mal que se ayudara al pago con parte del generoso resultado de los comerciantes. Sería mejor que ellos, los hosteleros y vendedores de sueños, los que debieran encender sus casas pulsando ese atractivo prendido de sus luminosos, para que la gente venga al centro o al extremo, a disfrutar el circo montado. Los ciudadanos pagamos nuestros impuestos municipales directos e indirectos, para que todo esté limpio y en perfectas condiciones para que vengan y lo disfruten los demás, pero seguimos cautivos de estos vigos, madrises o cadises de Dios. Por cierto, este año hemos encendido hasta los ángeles y las estrellas.
Siempre que hay eventos, sean Ferias, Carnavales, Semanas Santas, Navidades, Fiestas locales, de la Constitución la desconstitución, etc. lo he dicho antes, no solo pagamos el señuelo de luz, sino las subidas en los restaurantes, las plazas, lo sucio y lo limpio, hasta el difícil tránsito urbano. Sería bueno que alguien pensara en los ciudadanos que tenemos el respeto de pagar lo que debemos pagar, y que conste que sabemos y lo decimos, que también lo pagan con sus módulos los empresarios y autónomos, pero la mejora del negocio urbano y la cesión de nuestros espacios la reciben ellos. Debería existir un distingo fiscal para los ciudadanos de a pie, que no son negociantes para pagar un precio justo por tu ciudad, todo podría ser más amable y navideño…, Salud.