OPINIÓN
Falla gaditana
La fiesta continuará y nos divertiremos cada vez más, pero las fallas son del levante, que aquí es un viento
Andaba Ptah algo confuso; la verdad, aquello no le resultaba familiar por mucho que sus orígenes egipcios lo hubieran depositado junto a dos grandes pilonos en forma de Catedrales; él, artificie y poderoso creador de todo, no lo entendía. Lo mismo le pasaba a Melkart, ... ahora en un espacio muy moderno, estructurado y arquitectónico, rodeado de casas; él, de culito estrecho pero gran fundador de estas ciudades y el gran divino de Tiro, echaba de menos las grandes hogueras que iluminaran su gorro alado y su nubio semblante. También la triada de Astarté, Baal, coronados por Bes, se cuestionaban su presente y futuro delante de las grades puertas de Cádiz. Todos, provisionalmente incomunicados, dudaban de su futuro en estas semanas de Fenicia.
Hay que agradecer que Cádiz favorezca la llamada a través de su milenaria cultura. Incluso se rememore su pasado cada año en una especie de cosmovisión en parodia de sus edades históricas. Eso es muy de esta tierra y si se hace con gusto, dimensión y calidad hay que aplaudirlo. Aunque sabemos que los de aquí somos capaces de hacerlo hasta mejor como Accame hace un siglo, no es malo invitar a artistas que llevan en sus venas la sangre de los efímeros ninots. Todo ello facilita la visualización de Cádiz en el mapa turístico de las complejas competencias de estos atrayentes sures. Si es en el mes de septiembre, que era más tranquilo, mejor. Es otra opción más para salir a la calle y gastar, que de eso se trata ¿Verdad?
Al disfrutar como todos de estas deliciosas cabalgatas interruptas, el más interno espíritu gaditano de su ser carnavalesco, se eleva si cabe aún más. Somos muchos, los que no queremos que se despinten los colores de nuestras genuinas fiestas, y que todo sea un continuo de velas y serpentinas. Es verdad que son muy sugerentes estos mensajes sobre la historia, para vestirnos anualmente de fenicios, romanos el que viene, o de medievales el otro, pero eso ya lo hacemos por febrero. Hay un sinfín de ofrecimientos culturales, que creo principalmente hacen que podamos olvidar penurias, y que, como los dioses, nos muevan de las localizaciones.
No viendo mal que esto suceda y porque hay escaso dinero para el común, como dice continuamente el alcalde, preocupa que se gaste erario en fastos efímeros que solo traen más público a nuestras ya muy densas calles, y no dejen más contendido estructural e imperecedero. Principalmente para los ciudadanos que aquí cotizamos, no solo para los hosteleros y comerciantes, Es como gastar en algo que, siendo agradable y fino para entender nuestras tierras, solo lo pueda ser para distraer de otras atenciones. Algunos no dejamos de pensar cuantas cosas hay pendientes por aquí para remendar este calcetín gaditano. Lo promete también el alcalde continuamente. Hay que dirigir recursos a asuntos más eficaces para contar nuestra historia, convenientemente contextualizada en sitios más decentes que una calle. Museos, equipamientos, pérgolas, castillos, murallas, etc. etc., Ah¡, y más personal fijo con vocación de continuidad, no civiles con tipo de funcionarios.
Los dioses estaban mosqueados. Yo los note muy tensos, porque se suponían carne de falla, que aquí es un teatro. Los pobres, con todo lo que generaron en estos lugares para que sus obligantes generaran la gran ciudad, merecen mayor respeto que vestirse de cartón piedra. La fiesta continuará y nos divertiremos cada vez más, pero las fallas son del levante, que aquí es un viento. Nosotros lo fenicio lo tenemos en la Plaza Mina, histórica y orgullosamente mejorable. Salud.