Carnaval, Carnaval
El espíritu que aquí impulsa muchos corazones, es casi exclusivamente el soplo de las coplas y los tipos
Llegué a Cádiz en 1985 y quiso enrolarme en su coro. Muchos tunos habían sido componentes de 'Los aspirinos'. La raigambre universitaria de Medicina y Arquitectura de gratas amistades entre Sevilla y Cádiz, eran continuadas en estas tierras en expresión Carnaval. Julio Pardo, era sobretodo ... un gran trabajador. Dotado de un natural talento artístico, expresaba cualitativamente lo que la gente de Cádiz deseaba escuchar. Sus montajes con Rivas, han elevado nuestro Carnaval a sublimes cotas de éxito, aquí y fuera. Evolucionando en los conceptos clásicos, con nuevas formas creativas y espectaculares atracciones musicales. Sus coros, 16 primeros premios (el último póstumo) y 14 segundos, los colocan en el mejor Olimpo Fallero. Julio, además, era una persona amable y de prestigio. Respetado por todos y gran amigo de sus amigos, cosas difíciles de ver en Cádiz, en este entorno. 'Gordo', para lo que te conocimos y disfrutamos, donde quieras que estés, «por favooo», sigue montando tangos celestiales y coreografías de ángeles alados, para disfrute de los sagrados lares.
El Carnaval, a través de héroes y mitos continuará hasta el punto y final de los días gaditanos. El espíritu que aquí impulsa muchos corazones, es casi exclusivamente el soplo de las coplas y los tipos. No hay otra droga que calme mejor el ansia contra las dificultades en este lugar y su mejora, que la indumentaria vital del febrero loco. Vestirse de otro y disfrutar con la libertad de decir clarito lo que no podemos de conseguir por lo civil, es el reto anual. Podríamos asegurar que los proyectos de vida de muchas familias en esta ciudad y en la Bahía, están sujetos al sentimiento de pertenecer, no solo a una agrupación, sino estar montado en todo lo que rodea al gran tiovivo del Carnaval, Se sobrevive pensando más en ello que en otras historias de ser.
El Carnaval es el gran teatro rodante del sur. Se representa y personaliza la crítica y dedicación más auténtica a los amores, sabores y sinsabores de esta Baja Andalucía. No solo por su geografía, sino también por su economía y empleo. Herencias llenas de patrimonios lingüísticos y musicales. Formas de ser con cómplices comuniones, anudadas en la familia, para poder superar con la hipérbole, otras sempiternas impotencias. Temáticas de crisis sobrevenidas en gran parte por los demás y un poco por nosotros mismos.
Disfruto mucho con el Carnaval de calle. Muchos más debemos hacerlo. Pertenezco al mundo de esas caras absortas, como abobadas, cómplices, sonrientes y mudas, escuchando respetuosamente las ocurrencias en irónicos sentidos, que inteligentemente pregonan familiares y concursales. No procazmente, eso no es ingenio que es la esencia de la fiesta. Nos alegra percibir el mundo y transmitirlo como eco musical desde el otro lado del gran espejo carnavalesco. Es el límite espacial cercano y separador de las dos caras de la vida que se miran eterna y mutuamente.
No sé a qué tipo de Carnavales nos llevarán los 'venenos', 'santanderes' o 'pardos' de turno. Espero que, a sanas fiestas, menos bulliciosas, sucias y más respetuosas en sonido con los mayores. Esta ciudad también, no debería dejar solamente en los libretos el trabajo pendiente por denunciar. Fuera aparte del Carnaval, como decimos aquí, hay que vestirse de realidad formal y valor necesario para conseguir de las administraciones e inversores, con paz y decisión compartida, que nos devuelvan eficazmente todo lo que nos deben. Esta ciudad estaría respetada en el mapa, no solo como urbe de la gracia, sino por nuestros propios y reales esfuerzos. Salud y papelillos.