Nos calentamos
La verdad es que en estos últimos lustros, las décimas aumentan poco a poco, pero inexorablemente
Es extraño seguir paseando estos días por la playa sobre la arena, con los pies mojados y desnudos entre chanclas. Los colores no son los habituales, aunque algo más calmados, siguen fuertes. El mar y sus transparencias tienen irisaciones un poco más densas y lechosas. ... La luz doblemente reflejada es diferente, relativamente brumosa en las mañanas y las tardes. Todo recuerda el paso del tiempo que siempre a estas alturas, aunque distinto de unos a otros, toma una vereda similar cada año. Los paseos cotidianos del encuentro con el otoño, agradables por tiernos, ahora se notan secos y llenos de una humedad que el calor se encarga de disolver. Unas raras sensaciones de no estar, sino en una continuidad sensorial de los meses del verano.
La media de temperaturas máximas en el mes de octubre, desde hace 15 años está alrededor de los 19,5º. Según los datos conocidos desde 1880, que es desde que se tienen registros solventes en esta materia. En los últimos seis años las temperaturas han aumentado de forma más alarmante en más de 1,2º. Las predicciones son que, a partir del 2024, aumenten las temperaturas casi 1,5º o más, sobre la media conocida. Nos vamos calentado por dentro y por fuera.
Mucho se habla del cambio climático y en varios artículos lo hemos tocado. La verdad es que en estos últimos lustros, las décimas aumentan poco a poco, pero inexorablemente. Hay quienes lo aplican al aumento de los dañinos parámetros de la acción humana sobre el planeta. De eso no cabe duda. Otros, a que es el propio sol quien se porta de una manera más convulsiva en estos tiempos, evadiendo en oleadas su auténtico ardor. Yo creo que mitad, mitad. Lo vamos asumiendo como otro más de los cambios, suaves pero continuos, que se suceden en este existencial terráqueo. Han pasado anteriormente muchas veces, aunque no lo recordamos, porque no estuvimos.
Lo cierto es que este octubre de 2022, es el veroño más cálido conocido en muchos años. Llegamos a una media de 23º, que para un mes de otoño es un límite más que alto. Como hemos dicho, el futuro es que esto siga así. Las expectativas son que lo sean durante unos 20 años más. Los retornos son los que son, y habría que pensar que se está operando una auténtica modificación, al menos en estos momentos. Vendrán que los harán más secos, más extremadamente calurosos y fríos, con lluvias y nevadas potentes, aisladas y muy localizadas. Tenemos que prepararnos para sus ataques, la consecuente sed y los cambios físicos que producirán.
Los sistemas de información, aparte de inmediatos e intensos, nos sitúan en incómodas zozobras. Todos tenemos una especie de sicosis personal esperando que nos cuenten cómo va el tiempo. Es como si fuéramos propietarios de miles de hectáreas, esperando la lluvia para sembrar o la sequedad para cosechar. Los telediarios, cuyos avances meteorológicos duran más que los de información ordinaria, también cada vez son más extraordinarios, muy llenos de color amarillo y rojo. A veces de tanto machacar, nos hacemos más resistentes a los entendimientos y no reaccionamos, apreciando las noticias con una actitud demasiado «normal». Nos merecemos un compás de reflexión pausada, no una huida había adelante viendo cómo llegan extraños ciclones, filomenas o volcanes que nunca se esperaban. Las posibilidades de adaptación, que nos han permitido seguir y avanzar como especie, deben guiarnos real y verdaderamente con certeras previsiones, ante las mutaciones que nos llegan. Sin ello no iremos a ningún lado, Cuidaros y prever el futuro consciente y sólidamente.