OPINIÓN
Ansias de Carnaval
No hay teatro más gratuito que el nuestro o el del espacio oval, acompañados de los atuendos de monigotes de cada cual
En febrero del año pasado redacté un artículo sobre el carnaval mal entendido. Pedía que las ciudades, en estas fechas, no fueran botellones mundiales. Los que mandan ahora por aquí, se dan cuenta que el populismo debe controlarse. Nos regalan a los que vivimos cerca de las plazas de clamores carnavalescos, un descanso de pincha discos a partir de la medianoche, aunque no se cumpla. Lo agradecerán las cercanas residencias de ancianos y los que, aunque nos encante el carnaval, no idolatramos altavoces irrespetuosos. Aunque la inconsciente marea es imparable.
La necesidad de libertad aumenta cada año por el apresamiento virtual global. Los que acuden a estos entornos de carnestolendas, disfrutan de la amplitud que preside el rito. Vienen asegurándose su expansión en escuchas y arte puro, por una chapa o un libreto. No hay teatro más gratuito que el nuestro o el del espacio oval, acompañados de los atuendos de monigotes de cada cual. Disfrazados del 725 de la quinta avenida, nadie reparará en como vayamos, sujetos a la imparable dinámica de relación contagiosa por el ingenioso modo de estas tierras y sus idearios.
Tenemos que atender a los clausus, sobretodo de peligrosos naranjitos. Los espacios públicos tienen una dimensión que no se alarga más. Cabemos los que cabemos y ni un tonto más. Los controles suenan mal, y nadie quiere saber de molestas emergencias que nunca avisan, pero que siempre superaran. Iremos por mejores caminos y disfrutaremos más, si en los mismos sitios no estamos todos a la vez. Las ansias de carnaval deben atenuarse, y así adecuar las fiestas del poder al pueblo. Algunos gaditanos nos quedamos de peatones a disfrutar y a escuchá, porque alguien tiene que valorar lo propio. Cada día es más difícil entender las letras mundiales, son, con perdón, romanceros televisados. Es más fácil si el tema es local, pero quedan en eso: en incómodas letrillas…
Disfruten al máximo del Carnaval. Sean felices y libres, pero disfrazados por dentro de respeto y sin molestar al mundo. Salud.