OPINIÓN
Un ansia insaciable
Alguien está consumiendo más felicidad de la necesaria a cambio de la tristeza de otros, y la verdad es otra
Los avaros recuentos que muestran cada año, como si dinosaurios de otros mundos fueran de altos y erguidos, nos dan vergüenza ajena. Conocer los rendimientos de bancos y algunas empresas, nos sitúa en la contradicción de las verdaderas necesidades, y más con lo sucedido en ... Valencia. Pedimos a gritos que se hagan mejores repartos para superar las dificultades y situarnos en un mínimo y justo orden de bienestar y progreso. Esas cifras tan dislocadamente disparatadas, lo único que dicen es que hay algo que no concuerda, ni en género ni en número. Debe ser que no sabemos distinguir entre lo que es correcto, de lo que es inevitable. Las ganancias de los bancos, son como un carrusel interminable de porcentajes, cada vez más imparables. Algo debe estar pasando. ¿O todos producimos mucho y bien, o qué es lo que pasa?
Lo hablábamos el otro día, sobre los costes añadidos de las agencias de viajes, las aerolíneas, los compras por internet, o la imposible cadena de consumo que hace crecer los precios sin ninguna resiliencia a bajarlos cuando las justificaciones se agotan. Pasa como con el agua o el aceite, se han subido por la sequía, y eso se entiende ya que son bienes escasos, pero después de grandes lluvias o embalses casi llenos, que de ello no hablan, sería justo que los precios volvieran a su sitio. Nada, ni el petróleo o el gas, apoyados en otros retretes envueltos en razones de guerras, son capaces de liberar otras energías más sinceras con el planeta, y más eficaces para nuestro futuro. De locos.
Las insaciables bocas que las dirigen consiguen, según ellos, un producto necesario de importante creación de riqueza y empleo, pero las contradicciones son más que evidentes. Reducen por tecnología y maquinas parlantes muchos empleos, y disminuyen los costos con algoritmos, siempre cuidados desde su nacimiento, para ganar constantemente, a cambio de reducir servicios. Es natural admitir que la tecnología es necesaria para que el ser humano pierda menos tiempo en tareas que antes consumían un tiempo inútil. Incluso, que las sociedades caminen hacia las ventajas de la ciencia y el futuro. Pero no entiendo como todas esas herramientas que consumen poco, no permitan repartir mejor las ganancias, porque los logros son de todos. No es anticapitalismo, es solo pedir que esas ganancias tan disparatadas, dignamente se repartan en justo orden con los demás, menos agraciados por las diferencias sociales. Solo un poco más cada año, como los resultados.
Ganar tantos miles de millones más que el año pasado, es admitir que todo mejora y que no hay crisis ni para los mismos. Alguien está consumiendo más felicidad de la necesaria a cambio de la tristeza de otros, y la verdad es otra. Debiera haber un mecanismo que reinvirtiera los esfuerzos de la cuenta de billetes, y conseguir mayor equidad evitando con esas plusvalías las razones de las guerras que tanto matan, un poner, ayudar inmediatamente ahora con los daños.
Deberían tener la discreción de no decir que lo que ganan. Al decirlo, sonrojan y dañan al más sencillo de los habitantes, ya que esas riquezas se han producido con una materia prima que es de todos, y que recogen como si la cosecha fuera exclusivamente suya. Bueno, con el tiempo estos desequilibrios solo traen algunas sensaciones de impunidad, que terminan siendo derrocadas. Porque el dinero, nunca cabe contigo en la caja que te lleva al más allá. Ahora con los daños de las DANAs, es el momento de invertir esos resultados, y ganar mucho más a cambio. Salud.
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