Nuestro amigo Luis Gonzalo
Es muy complicado distinguir en tiempo real la valía de un artista, hasta que no se consolidan los conceptos buscados con una personalidad propia
El mundo del arte, como diría mi estimado amigo y Académico Bernardo Palomo, «está algunas veces lleno de cohetería y giños al sol». Es muy complicado distinguir en tiempo real la valía de un artista, hasta que no se consolidan los conceptos buscados con una ... personalidad propia. El arte, que es el otro consciente crítico y paralelo del mundo, transcurre por recorridos muy complejos y cuesta valorarlos en su justo significado y aportación.
Conocí a nuestro amigo Luis en Cádiz, por comunes desarrollos en la Delegación de Cultura, en la Academia de Bellas Artes y luego por nuestra Universidad. Su cabeza es como una turbina, en la que no cesan las ideas y las búsquedas intensas de la expresión. Sabemos que, como todas las personas extremadamente sensitivas, la lucha entre el propio que todos llevamos dentro y la entrega a los demás, compiten en un difícil equilibrio. No siempre se entiende y valora. A veces la fecunda producción puede disentir de la reducida expresión, sujeta ambas al mejor trabajo del creador. Es un mundo, si cabe, mucho más complejo que el de cualquier otra profesión. El artista traza su línea de acción entre sí mismo y su vinculación cultural en la sociedad que vive. Luis es un bello ejemplo de lucha e ímpetu creativo.
Muchas veces, lo hemos comentado, no se entiende la generosidad del artista que entrega gran parte de su obra. Esa generosidad, vista desde la competencia, parece más un peligro, que la propia y clara voluntad de extender su arte a cambio de su presencia y poco más. Es esa lucha por prolongarse más ampliamente. Lo que se persigue con el arte, no es solo la artisticidad, sino saber crearla, defenderla y vivir de ello, que no es fácil. La generosidad de Luis radica en su innata pervivencia y desmedido cariño hacia todos, y su valor artístico no tiene duda.
Ahora se encuentra pintando uno de los cuadros más difíciles de su vida, quizás el que más. Busca su salud día a día, aviesamente atacada por los años y un tiempo que debió preocupar mucho antes. Esa difícil pintura por su sanación, no tiene encaje, ni composición expresiva controlable. Hoy el artista está inconscientemente ausente. La bioquímica juega con una paleta de colores que no están en los estudios ni en los tubos de sencilla adquisición. Fluyen cada día, asombrando al mismo cuerpo que los soporta.
Lleva ya casi dos meses luchando y todo su entorno pidiendo por su pronto restablecimiento. Les ruego me disculpen por hacer este artículo tan personal, pero lo que me importa más en lo que escribo son las personas y no tanto la elocuencia o el saber, ya que eso, como decía Palomo, puede ser pura cohetería que acaba en humo. Lo importante en este mundo es saber disfrutar con las familias y amigos a través de la profesión y aficiones que toquen. Lo demás, es como un segundo renglón de limitado y pasajero valor.
Todos esperamos que Dios y él mismo, puedan ayudarse y sacarlo de esa insegura e inquietante pincelada vital. Hoy por hoy la merma de salud en su lienzo de difuminados tonos biológicos, debe aclararse, acentuarse e iluminarse para guiarlo hacia la laberíntica luz de la vida. Su inmensa benevolencia y su noble y abigarrado arte, derrochados en mil ocasiones, deben ahora recompensarle. Es la mínima justicia que merece. Esa valiente fuerza innata de su lucha artística, cumple devolvérnoslo lleno de salud y vida, para seguir compartiendo, su familia primero y todos los demás después, nuevos y gratos momentos. Animo, fuerza a sus deudores y que te mejores. Un fuerte abrazo amigo.
Ver comentarios