Opinión

Alegría de vivir

Es necesario recobrar una manera de sentirse vivo y con más alegría. Es por eso que debemos renovar las ganas de vivir y consumir la existencia de manera más real

Vivimos un mundo afectado por impulsos nerviosos, inquietud y cierta desconexión con la realidad, muy bien estudiada. Todo nos conduce a sensaciones de inmediatez, prisas, irreflexión y virtualidades. Un aparatito íntimo, gran amigo de todos, nos consume la mitad de las miradas y pensamientos. Pocas ... otras cosas, salvo las sugeridas hábilmente, parecen interesar.

Nos estamos olvidando de la realidad. No debiera ser todo disfraz provisional, como en esta época de carnaval, donde se denuncian la actualidad y sus vicios, pero tras los teatros, concursos y el término, todo sigue igual. Es necesario recobrar una manera de sentirse vivo y con más alegría, sobre la simulación y la sola estética de un cuidado libreto. Vivimos sujetos a confusiones, artificios y engaños. Es por eso que debemos renovar las ganas de vivir y consumir la existencia de manera más real. Ir a buscar cada día, esa parte de la luz propia con un nuevo afán, que nos haga sentir más humanos y seguros.

Pondríamos mantener, como decía Albert Camús: «Nunca serás feliz, si sigues buscando en que consiste la felicidad». Camús, absurdista y ateo, estaba influenciado por las ideas de Schopenhauer, Nietzsche y el existencialismo alemán, que llevaron a no pocas y duras contradicciones. Como sabemos, el del bigotito idolatraba a Nietzsche, pero que mal lo tradujo. Bueno, no quiero solo llevarles a recordar lo contradictorio de los pensamientos de hace más de un siglo, renovados otra vez en no más de 80 años pasados, y que desembocaron en la pérdida cruel de muchas alegrías. Sobretodo, de los que siguen olvidando lo pasado, y repiten ahora, implacablemente contra otros en tierras de la antigua Canaán.

Busquemos en lo duro que es sobrevivir a esas personas y sus arrasamientos, poner un poco de optimismo en la entrada de este 2024. Una fecha que suma 8, que significa orden, estabilidad y confianza. Habría que esperar que se acaben muchos raros asuntos para mejorar el semblante de medio mundo. Esos al menos, deberían ser los deseos de mandantes y mandados. No solo en el fin de las infames y dañinas guerras, sino en pensar que las sociedades, deciden dar menos protagonismo a los líderes temporales y toman sus propios caminos asiéndolos decididamente, para llegar a destinos muchos más seguros, eficaces y felices. Hay superar los malos tiempos y recibir otros nuevos que nos iluminen las almas, las caras y la subsistencia. No olvidemos que hemos venido a este mundo, singular y prioritariamente, para ser felices.

Decía también Kennedy que: «La felicidad no se encuentra al final del camino, sino a lo largo de él». Estoy de acuerdo, ya que se puede ser feliz, trabajando, ensayando, actuando y tratando de ganar, dentro o fuera de cualquier templo de los ladrillos coloraos o en la gran catedral de la calle. Incluso saliendo a pasear con la compañera, o yendo a tomar un refrigerio, ahora que aprieta el invierno, con los amigos. Quizás simplemente preguntándonos: ¿Por qué no soy más feliz con lo que tengo y no con lo que me quieren hacer ver de tener, en este interminable mundo de simulación y falsedad?

Es difícil el trayecto. Nadie nos avisó que vendríamos a esta tierra por la felicidad de vivir, ni tampoco en la eterna, ni nos pidió permiso para la llegada. Les sugiero en este principio de año intenten convencerse que, en cualquier paso que demos se encuentra la seguridad de ser alegres y felices con nosotros mismos. Está sólo en la actitud. Pero el secreto está en no decírselo a los demás.

Salud y adelante que esta vida es un regalo.

Artículo solo para registrados

Lee gratis el contenido completo

Regístrate

Ver comentarios