OPINIÓN DE CARNAVAL

60 años

Paco Alba escribió una letra que ha perdurado hasta nuestros días y que difícilmente haya algún aficionado al carnaval que no se la sepa

José Juan Ramos

Cádiz

En cualquier reunión de amigos que se precie, donde haya una guitarra y se entonen coplas de carnaval, hay un ramillete de pasodobles que no pueden dejar de interpretarse.

Son precisamente las coplas que han perdurado en el tiempo, las que sustentan al Carnaval de Cádiz en su devenir inter-generacional, esas que pasan de padres a hijos y de hijos a nietos.

Quizás no reparamos en el valor de esta tradición heredada pero es sin duda el mayor de los patrimonios inmateriales que tiene nuestro carnaval.

Alguien empieza a cantarlas y todos nos sumamos al cante como un resorte incontrolado porque las sentimos como nuestras.

Hace 60 años Paco Alba escribió una letra que ha perdurado hasta nuestros días y que difícilmente haya algún aficionado al carnaval que no se la sepa.

«No es que la luna tenga luz de plata, como nos dicen algunos poetas. Es que de noche se baña en las aguas de nuestra típica y bella Caleta (…) y con la luz que a Cádiz le arrebata luego ilumina al resto del planeta…»

Con Los Fígaros, Paco Alba se consagró como lo que era, un poeta de carnaval diferente, elegante, armónico… un autor revolucionario, innovador, un hombre que refinó su agrupación de tal forma que terminó haciendo comparsas sin quererlo cómo evolución natural de su forma particular de entender la chirigota.

El pasodoble de los Fígaros cumple este año 60 años de vida y si tuviéramos que apostar por el pasodoble más cantado del Carnaval de Cádiz éste sería un serio candidato.

Aquel fue el año en el que Paco Alba introdujo de forma oficial la guitarra como instrumento propio de la comparsa, esa que ha condicionado tanto la evolución musical del carnaval actual.

No es literatura, es plata pura y hasta el sol viene a morir.

Qué belleza de pasodoble y qué sensación más bonita es saber que se sigue cantando una composición de hace 60 años y que va pasando de boca en boca de padres a hijos.

Esa es la magia del Carnaval y lo que hace que nuestra fiesta sea tan especial y supere concursos, agrupaciones, premios, componentes e incluso autores… cuando la luna suena en cualquier reunión de amigos, Paco Alba allá donde esté podrá decir orgulloso, emulando a Federico García Lorca en la escena famosa de El ministerio del Tiempo: «Entonces he ganado yo».

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