LA SUERTE CONTRARIA
Tic, tac
El PSOE simplemente no puede pactar un gobierno de coalición con Podemos, con Sumar o con cualquier otro disfraz con el que el comunismo quiera pasar desapercibido
La yincana del mal (26/05/2023)
La vida de Brian: un eterno detector de fanáticos ( 23/05/2023)
Fue pueril pensar que los actos no tendrían consecuencias, que se puede entregar la gobernabilidad del país a cuatro etarras o indultar a una panda de golpistas sin aceptar, por ello, un castigo electoral sin precedentes por parte de tus propios votantes, de ese electorado ... moderado de centro izquierda que ha supuesto, desde siempre, la base electoral del PSOE. Porque ha de quedar claro que los votantes del PSOE no son igual que sus militantes. Es posible que sus militantes están fanatizados, polarizados y perdidos en el viaje que les ha supuesto aceptar que su líder ha cambiado, punto por punto, todos los cimientos ideológicos de su partido y que ellos han de limitarse a asentir y tragar si no quieren ser señalados como fachas, rojipardos o cualquier otro epíteto con el que el dogmatismo quiera hacerse pasar por progresista.
Sin embargo, sus votantes son otra cosa. Hay una gran parte de votantes del PSOE que son, simplemente socialdemócratas, personas con ideas progresistas, pero con una idea clara de España, unidas sentimentalmente a una tradición y, en muchos casos, a una fe. Y, ayer, varios millones de ellos han decidido que no pueden participar, sin más, del delirio que supone eliminar el delito de sedición, ablandar el de malversación o escuchar que se diga al PP que hicieron todo lo posible para que ETA no acabara. O asistir al espectáculo de ver salir de la cárcel a cientos de violadores y pederastas ante la sonrisa de su líder. Y por ahí deberíamos empezar. El PSOE simplemente no puede pactar un gobierno de coalición con Podemos, con Sumar o con cualquier otro disfraz con el que el comunismo quiera pasar desapercibido. Porque son tradiciones diferentes y total y absolutamente incompatibles. No es que defiendan cosas parecidas, pero en diferente intensidad; muy al contrario, defienden modelos de sociedad contrapuestos, visiones antagónicas. Y esa es una de las claves de la noche de ayer, la irrelevancia con la que España ha castigado a Podemos, su fin político y la vuelta a la marginalidad que les corresponde.
España votó ayer en clave nacional y decidió dar una patada a Sánchez en el trasero de sus candidatos. El poder municipal del PSOE se ha desvanecido y exactamente lo mismo sucede en el terreno autonómico, con la pérdida de prácticamente todo su poder. No hay casuísticas especiales ni grandes análisis cuando el terremoto es de esta magnitud. Ya ha sucedido en anteriores ocasiones y esto es solamente la precuela del cambio que se anticipa en las elecciones generales a las que Sánchez, por cierto, deberá acudir afrontando personalmente las consecuencias de este desastre. Y, de paso, agachando la cabecita y entonando el 'mea culpa'. Por supuesto que ha sido el peor presidente la historia de la democracia. Pero alguien le tendrá que decir que ha sido, también, el peor secretario general de la historia del PSOE. Desde ayer queda claro que su tiempo, como el de Iglesias, se ha terminado. ¿Cómo era eso? Ah sí: «Tic, tac».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete