Opinión

Vuestra santa madre

Esperemos que esta campaña recién comenzada dé un provechoso fruto para esta ruina de ciudad

Se hacía sangre mi amiga Ruth el pasado viernes, cuando me trasladaba la indignación que sintió al pasar por el Portillo y ver la composición fotográfica que los del cigarrito liao han colgado en las mohosas vallas metálicas que ocultarían la vergüenza del alcalde ... en funciones si se le conociera alguna (función) desde hace ocho años. Comentaba, indignada, que el alma le pedía comprar un espray y pintar en alguna de las fotos un bonito y reconfortante mensaje, que diría algo así como «os vaís a reír de vuestra… madre».

Así que a ella le debo la inspiración para el título de este artículo, que he editado y modificado santamente para aprovechar la oportunidad que me brinda presentarme ante ustedes el día después de los merecidos homenajes que hayan brindado a sus madres, quienes hayan tenido la suerte de hacerlo.

No es esta amiga la única que me ha hecho llegar el pasmo que el asunto le ha supuesto. Pero su caso es paradigmático: madre de tres hijos, sola, aguerrida representante vecinal, trabajadora de sol a sol y luchadora como ninguna para sacar su familia adelante.

Ruth es vecina de la Barriada de la Paz y, siendo una mujer con principios, nunca los ha elevado a categoría vital. Es decir, que los relega a segundo plano cuando se trata de llenar el plato de los suyos o cuando, sencillamente, pretende divertirse. Es una persona práctica. Hasta tal extremo que recientemente viajó a Bilbao y se metió en un bar llamado «El Zulo», del que se trajo un mechero pintado con la bandera de esa región, por la sencilla razón de que allí vendían más barato el calimocho y le regalaron el ingenio cuando pagó el tercero, sin que los evidentes signos de amoralidad que se le mostraran le amargaran un ápice la fiesta.

En resumen: Ruth es de esas personas que, en un momento determinado, puede votar al Esperpento, a Bruno o a un teleñeco, según le dé. Y, como todos, puede ser tomada por tonta una vez, puede que incluso dos. Pero lo que jamás tolerará es que se cachondeen de ella y de las diez horas que dedica al día para mantener a la caterva de vagos y maleantes que infestan y parasitan la Piel de Toro, con cuernos incluidos.

Por eso Ruth no se aquieta ni conforma cuando le replico que todos hacen lo mismo cuando llega este momento y que, cuanto más desesperado esté el gobernante ante la probabilidad de la pérdida de su sillón, más desvergonzado y bochornoso será su discurso. Ella ya lo sabe. Ha vivido las campañas últimas y estertóreas de Carlos Díaz y de Teófila Martínez (a ambos votó, por cierto. Maravillas de esta ciudad) y no le coge de sorpresa que un acabado se agarre al corchopán o a la patética inauguración de un museo sin contenido, pero -inocentona ella- me confiesa que nunca hubiera imaginado que estos que venían a romper las reglas de la Mafia terminarían apadrinando a La Cosa Nostra.

Este «gobierno» municipal inservible no ha sabido arreglar ni una sola gotera de pabellones escolares, han agotado energía y presupuestos en cambiar el nombre del Teatro Pemán en lugar de terminar las obras, han tenido la bizarría de exhibir ante el mundo un estercolero (la pérgola del parque, que decían que iban a demoler), en plena primera línea televisada de una Sail GP que descubrió a Cádiz porque tuvimos la fortuna de que antes no conocieran a sus dirigentes políticos… y ahora vienen a cachondearse de los suyos -en plena Barriada de España- exhibiendo unas fotos que, como aquellas letras de poliespán de la Perpetua, no pueden suponer sino el necesario colofón y epitafio a la más desgraciada etapa que ha sufrido esta ciudad desde La Explosión del 47.

Esperemos que esta campaña recién comenzada dé un provechoso fruto para esta ruina de ciudad y dentro de cuatro años podamos valorar el trabajo realizado por un equipo formado por gente decente. Cádiz lo merece.

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