Piratas

La razón que aduce la compañía abanderada del «bajo coste» son las altas tasas de AENA. Hasta ahí, todo en regla. Siempre he defendido al refranero español y quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón. Pero lo que no lo tiene es dejar tirados a los desgraciados que han depositado su confianza en quienes ejercen descaradamente como piratas.

Les explico: la compañía aérea ya ha comunicado a los afectados que su vuelo queda cancelado «por motivos comerciales». Y, en aparente cumplimiento de la normativa legal, ofrece a los clientes dos alternativas: 1) cambiarles el vuelo; 2) devolverles el dinero. Vean qué sucede en cada una de ellas:

Si decide usted lo primero, se encontrará con la imposibilidad de hacerlo a través de la página web de la compañía. No tienen teléfono de atención al cliente y solo existe un «chat» con un robot. Es inútil: la máquina devuelve al interesado al lugar de partida.

Si decide usted pedir el reembolso, estos simpáticos irlandeses le explican que tal cosa se hará a través de una suerte de «vales» para que se canjeen por otros vuelos... O sea, adiós a tu dinero.

La Diputación y el resto de organismos públicos afectados se han precipitado en el blablablá. Pero con los piratas no cabe negociación, sino fuerza. Frente al incumplimiento de la Ley (equipajes de mano, atención al cliente, reembolsos...): sanción; ante el chantaje: expulsión. De este y de todos los aeropuertos españoles. Para esto necesitamos un gobierno fuerte. Mientras tanto, con el Cobarde de Paiporta y con Pepe Sonrisas en San Telmo... nos siguen orinando desde arriba.