AL FILITO
El golpe
Los efectos del derribo se hicieron notar pronto: España perdió peso y posición en el escenario mundial, llegando a convertirse en un paria
El pasado 14 de Marzo se cumplieron 20 años de aquellas infames elecciones generales de 2004 que fueron precedidas por la masacre de los trenes de Atocha y culminaron con una fiesta en el balcón de la Calle Ferraz mientras los cuerpos de ciento noventa ... y tres compatriotas permanecían aún calientes en una morgue, sus familias y allegados destrozados y todo un país en estado de shock. Ciento noventa y tres cadáveres de estudiantes, obreros, trabajadores de servicio doméstico y gente de barrio que se dirigía a sus quehaceres para seguir manteniendo a sus familias y a toda esa casta parasitaria que botaba tres noches después agitando botellas de champán.
Unas elecciones que deberían haberse suspendido si hubiéramos tenido en aquel momento a un decidido gobernante que hubiera declarado el Estado de Alarma o Excepción ante un ataque que en cualquier otro país de nuestro entorno se consideraría un acto de guerra. Pero, en su lugar, teníamos a un gobierno noqueado, timorato y acomplejado, como demostró tirando por la borda toda una legislatura con amplia mayoría absoluta en la que, centrándose en lo económico y bajo el auspicio de las burbujas de la época, pudo haber reformado radicalmente los cimientos políticos, educativos y territoriales de este país y no lo hizo. Pensaban que la serpiente estaba medio muerta y no quisieron rematarla. Por el «que dirán» en Bruselas…
Aquella noche los ganadores de las votaciones sonreían como hienas tras un banquete de jirones y despojos, comenzando, así, la última fase de la labor de demolición nacional planeada por esa banda, pues no puede llamarse de otro modo al grupo organizado del que surgieron los casos «Filesa», «Malaya», «Mercasevilla», «Juan Guerra», «AVE», «Renedo», «Fondos Reservados», «Roldán», «Cursos de Formación», «Facturas Falsas», «Fondos de Reptiles», «EREs de Andalucía», «Dos Hermanas», «Avales», «Marea», «Tito Berni», «Abalos», «Koldo» y la madre que parió a todos esos delincuentes que, efectivamente, como ya advertía Alfonso Guerra en 1982, han terminado por hacer irreconocible a este país y convertirlo en un lupanar. De ahí la querencia.
Los efectos del derribo se hicieron notar pronto: España perdió peso y posición en el escenario mundial, llegando a convertirse en un paria. La posterior crisis económica internacional nos azotó con dureza extrema, azuzada por la inoperancia y negligencia de unos gestores que, a la vista está, solo sirven para expoliar las carteras de quienes engordamos sus cuentas dominicanas. Y, en el interior, como verdaderos agentes encubiertos del enemigo, comenzaron a dinamitar las vías de la concordia.
El pasado 14 de Marzo, con la aprobación de la Ley de Amnistía -fabricada ex - profeso para que unos delincuentes se burlen de la Ley y del contribuyente y con el objetivo desvergonzadamente claro de mantener a un estafador en su sillón- se ha culminado el Golpe que se inició reventando trenes hace veinte años. España ha comenzado a dejar de existir y solo falta que el jarrón chino de La Zarzuela certifique, con su firma, su defunción, para que la descomposición del Estado se acelere. Habrá que blindarse, pues el solar va a ser rapiñado por esta mafia a cara descubierta, como están demostrando ya.
Estamos solos ante el abuso. Y lo peor de todo es el coro de siete millones de entusiastas espectadores que aplauden y jalean cada embestida de esta violación. Como la chusma que se agrupaba y reía en el puerto de Barbate cuando estaban asesinando a guardiaciviles.
Quizás, algún día, aquellos sustentadores también paguen. La complicidad no puede quedar impune.