Opinión
La ELA no da siete votos
Hace cinco días, el diarreico de Paiporta dijo que no dará ayudas a los enfermos de ELA mientras el Parlamento no apruebe sus presupuestos
La ELA es una enfermedad atroz, cuya causa es desconocida y afecta a siete de cada cien mil personas. De repente, las neuronas mueren. Esto lleva a debilitamiento, espasmos e inmovilidad de las extremidades y cualquier tipo de articulación, incluida la mandíbula. Carece de cura ... y no deja de avanzar, salvo casos muy singulares. La parálisis termina llegando a los músculos de la zona torácica y se vuelve difícil -o imposible- respirar. También se paraliza la lengua o la glotis, impidiéndole comer o beber sin asistencia artificial. Mientras todo eso sucede, la cabeza se mantiene lúcida, por lo que pueden ustedes imaginarse el infierno que ello supone para quien haya perdido en esa lotería o para sus seres queridos.
Puedo contar dos casos. El de una mujer fuerte, a una edad en la que solo cabía esperar homenajes y reconocimientos. Todo comenzó con una visita al médico porque se trastabillaba al hablar. A partir de ahí, el mal la destruyó y devastó a la familia en la friolera de seis meses, durante los cuales cada día que pasaba era mucho peor que el anterior. En el otro, la pesadilla atacó a un armario empotrao de 40 años, deportista y buena persona «de libro», que desde hace quince primaveras lleva luchando contra la maldita y te da una lección cada mañana que tienes la suerte de toparte con su sonrisa y su mirada luminosa.
Hay más. Su común denominador es que son desahuciados por la Sanidad «Pública» (la de los aplausos) y, a no ser que cuenten con recursos económicos, son abandonados por las instituciones.
Hace cinco días, el diarreico de Paiporta dijo que no dará ayudas a los enfermos de ELA mientras el Parlamento no apruebe sus presupuestos. Se trata del mismo engendro que -como si de un payaso psicópata se tratara- gusta de trajes violetas y regala miles de millones de nuestros euros a Marruecos para renovar trenes y construir un estadio de Fútbol, sin necesidad de aprobación alguna. Y aquí aún hay quien ocupa su tiempo en investigar por qué le voló la cabeza a JFK…