Opinión

El día 'D'

Si el Falso ha recibido una patada en los cuartos traseros, vamos por buena vereda

José Colón

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Comienzo a escribir esto a media hora de que finalice la Jornada de Reflexión. Gracias a Dios, no ha explotado ningún tren ni ha habido más bombas que los desvelamientos de la verdad sobre los peajes en autovías, la foto de Zapatero con un agresor sexual de niñas y el burdo montaje del falso Sánchez montando en bicicleta por el monte abrigado hasta las cejas un 22 de julio, con casco cambiado según el plano y un cielo azul inexistente durante el pasado sábado en la Sierra de Guadarrama. Adquiere ya tintes realmente preocupantes la aversión que tiene ese sujeto a la verdad y la desmedida afición a tratar de engrandecer su imagen, más propias de una enfermedad mental que de una simple egolatría.

En todo caso, se trata de pequeños petardos informativos que, espero, les hayan reventado en las manos a quienes tenían en mente cualquier suerte de manipulación. De lo cual solo cabría alegrarse, como sucedía en mi casa (y en las de todo hijo de buen vecino) cuando el telediario daba la noticia de algún amigo de Txapote (y, seguro, votante del Embustero) reventado por un adelanto del relojito mientras lo transportaba.

Así que hoy lunes, afortunadamente, solo cabe analizar cómo de cargado nos han dado el puchero, con qué clase de compatriotas convivimos o, «insha´Allah», qué dimensiones alcanza la columna de humo que sale de las chimeneas de La Moncloa y los ministerios.

Evidentemente, deseo que hoy sea un día de Esperanza e Ilusión para los buenos: aquellos que tienen la suerte de haberse levantado pronto para comenzar una semana laboral que culmine, cada día, con una cena familiar ante el televisor contemplando las lujosas vacaciones de políticos y «artistas» -incapaces de producir un euro por el ejercicio de su «don»- a costa del esfuerzo de ese padre (o esa madre) de familia a quien le recortan un 40 % de su sueldo en impuestos para que a los hijos de aquella banda no les falte de ná. Y también deseo que sea una jornada histórica de amargura sin límite para la escombrera que ha descompuesto y dividido el país como no lo estaba desde 1936.

Tengo mi pronóstico y quienes me siguen en redes sociales lo conocen. Pero como ustedes no lo hacen, considero de mal gusto tanto apuntarme hoy una medallita de acierto como hacer el ridículo con el desnorte. No obstante, aunque aquel se cumpliera (y es sumamente optimista hacia mis simpatías), de nada serviría (o servirá). Solo alcanzando una mayoría absoluta demoledora, como la del año 1982, con 202 diputados y quedando el PSOE totalmente finiquitado, como ha sucedido en Francia, en Grecia, en Reino Unido, en Dinamarca, en Suecia o en Finlandia, podría reconstituirse este país. Mientras eso no suceda -y para eso se necesita no solo una labor titánica de educación y culturización, sino, sobre todo, un ejercicio político ejemplarizante que queda muy lejos de la mayoría de quienes ayer obtuvieron escaños- no tendremos arreglo.

En fin, solo nos queda confiar en que, cualquiera que haya sido el resultado con el que hayamos brindado o llorado ayer por la noche, al final del camino sea el Bien quien se imponga contra el Mal. Si el Falso ha recibido una patada en los cuartos traseros, vamos por buena vereda. Si, por el contrario, vuelve a gobernar aliado con la basura anti-española, pensemos que ya le queda menos. No hay mal que cien años dure. Ni aunque se blinde.

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