AL FILITO
La demolición
Vivimos tiempos de hundimiento moral, de igualamiento por lo bajo, de triunfo de la vulgaridad y desprestigio de la excelencia
Hoy, Lunes Santo, acuda usted a su silla de la Carrera Oficial, en una plaza cualquiera (esa que, en otro sitio del mundo, donde se mime lo bello, sería maravillosa) y observe el espectáculo reinante.
A su espalda, tras la vallita que delimita la zona ... de sillas y el «pelousse» general, verá grupos familiares, con el cómodo chándal dominical, dentro de búnkeres impenetrables a base de sillas de playa, tuppers y garrafas de mollate. Gente cuyo afán es pasarse así cinco horas diarias, entre viandas y carcajadas a mandíbula batiente (con el regalo de la exhibición de groseros huecos dentales, verdadero pedigrí en ciertas tribus sudafricanas, poca broma). Ajenos absolutamente a cuanto acontece, sin sentir el menor pudor por permanecer sentado ante el paso de una Cruz de Guía, que lanza un silbido de cabrero al amigote mientras suenan las cadenas de la penitencia; o que lanza a su infantería, esos adorables niños armados de tambores y trompetas de quiosco, a hacer más sufrida la expiación de quien se está conteniendo de impartirles un par de clases de educación general básica.
No me malinterpreten. En esto de la ignorancia sobre cuestiones nucleares de la vida en sociedad, no saber estar, la falta de civismo, el mal gusto y la grosera ordinariez imperante, esta ciudad no es distinta de otros muchos sitios que usted podría estar imaginando.
Vivimos tiempos de hundimiento moral, de igualamiento por lo bajo, de triunfo de la vulgaridad y desprestigio de la excelencia, donde se ha hecho creer a cualquiera que su mera existencia es suficiente para hacerle acreedor de derechos y regalías, sin importar su valía para la sociedad. Todo ello es consecuencia de la demolición de la estructura de valores que, no hace mucho, sostenían una sociedad española próspera, libre y formada.
¿Podrá revertirse? Para ello se hace necesario tener espíritu de elevación. Y este Pueblo, desde la ancestral Iberia, solo ha alzado alas cuando ha sido conducido por un verdadero caudillo. Ergo…