AL FILITO

La demolición

Vivimos tiempos de hundimiento moral, de igualamiento por lo bajo, de triunfo de la vulgaridad y desprestigio de la excelencia

José Colón

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Hoy, Lunes Santo, acuda usted a su silla de la Carrera Oficial, en una plaza cualquiera (esa que, en otro sitio del mundo, donde se mime lo bello, sería maravillosa) y observe el espectáculo reinante.

A su espalda, tras la vallita que delimita la zona ... de sillas y el «pelousse» general, verá grupos familiares, con el cómodo chándal dominical, dentro de búnkeres impenetrables a base de sillas de playa, tuppers y garrafas de mollate. Gente cuyo afán es pasarse así cinco horas diarias, entre viandas y carcajadas a mandíbula batiente (con el regalo de la exhibición de groseros huecos dentales, verdadero pedigrí en ciertas tribus sudafricanas, poca broma). Ajenos absolutamente a cuanto acontece, sin sentir el menor pudor por permanecer sentado ante el paso de una Cruz de Guía, que lanza un silbido de cabrero al amigote mientras suenan las cadenas de la penitencia; o que lanza a su infantería, esos adorables niños armados de tambores y trompetas de quiosco, a hacer más sufrida la expiación de quien se está conteniendo de impartirles un par de clases de educación general básica.

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