Son sus costumbres
Hemos llegado a oír a toda una Susana Griso cuestionar si «parte del motivo del enfado» podía ser que el tipo fue a la iglesia «a pedir comida y no se la dieron»
Esta semana hemos sufrido una decena de «Casos Aislados» en España, esos raros episodios (según la versión gubernativa) que protagonizan quienes por casualidad han nacido fuera de nuestras fronteras y a quienes, también por casualidad, les une proferir una determinada fe religiosa, encontrarse aquí ilegalmente, ... despreciar nuestro modo de vida y nutrirse a gusto de nuestros recursos, a la par que se benefician de nuestro naïf ordenamiento penal.
En Fuengirola, un tipo pertrechado con dos maderos se dedicó a destrozar coches y atacar a los policías que acudieron a detenerle al grito de «Llamar a Pidro Sánches, Alá es grande». En el barrio de Batán, en Madrid, los vecinos están desesperados por la ola de atracos violentos perpetrados por una manada de «menas» que han trasladado al centro de acogida que allí existe. En Caravaca (Murcia) dos de esos «menas» han intimidado y robado sus pertenencias a un chico de 14 años indefenso en un callejón. En Gerona, ha sido detenido un yihadista que planteaba llevar a cabo un ametrallamiento de turistas en las playas de Benidorm.
Y en Algeciras se han llevado la peor parte. Sobre todo, la familia del buen hombre asesinado por el malnacido que se paseaba ufano tras el crimen, machete en alto, alabando a su dios.
De forma inmediata, se ha activado el protocolo izquierdista previsto para estos casos y tanto los medios de comunicación del Régimen como los tertulianos de cadenas «amigas» defienden que se trataba de un perturbado, que no existía sesgo ideológico o religioso y que actuaba en solitario. Hemos llegado a oír a toda una Susana Griso cuestionar si «parte del motivo del enfado» podía ser que el tipo fue a la iglesia «a pedir comida y no se la dieron». Un blanqueo en toda regla de la predeterminación. El «pobre chico» llevaba una espada porque son sus costumbres.
¿Imaginan ustedes que un abogado actuara de ese modo al defender a un acusado de matar a su mujer? Pónganse: «Debemos tratar de comprenderlo: llegaba a su casa estresado y destrozado por la jornada laboral extenuante por mor de llevar a su casa el jornal suficiente para que no le faltara de nada a su familia. Aquel desgraciado día, como todos los demás, se la encontró tumbada en el sofá viendo su serie turca favorita y, sin levantarse, nada más atravesó mi cliente el umbral de la puerta, su esposa le espetó desde el butacón que ya era hora, que los niños aguardaban a que los bañase y les pusiera la cena, a la par que comenzó a reprocharle, como siempre, que no hubiera llevado tampoco ese día al niño a la extraescolar y, sin venir a cuento, comenzó a insultarlo a voz en grito, para que la vecindad no perdiera detalle. Aquel día mi cliente perdió los estribos. Deben ustedes ponerse en situación, es injusto que denominen 'asesinato machista' a lo que no es más que un conflicto familiar».
Eso es lo que hace nuestro gobierno cuando sucede alguno de los cientos de «casos aislados» que nos asolan. Cobertura, blanqueamiento y torcimiento orwelliano de la realidad: el malo no es el delincuente, el malo es usted porque no entiende sus motivos y su rechazo le ha llevado por ese camino. Y así se mantienen las puertas abiertas, las pistolas enfundadas y nuestra seguridad violada.
Tal y como está el mundo y nos ha enseñado la historia reciente, el gesto de un tipo en chilaba blandiendo un machete debería ser motivo para abatirlo. Porque lo que debe primar para un gobierno es la seguridad de un pueblo que no tiene más armas para defenderse que la que porta su policía y no los motivos que llevan a un malnacido a ejercer como tal.
O eso, o se permite a la ciudadanía la alternativa de la autodefensa. Quizás así los salvajes dejarían de aterrorizar a nuestros hijos, los locos seguirían tomando su medicación y los delincuentes se pensarían si la travesía en neumática les merecerá la pena.
Yo, en esto, me declaro fan de La Pasionaria. Me permitirán que la parafrasee: «Más vale expulsar a cien inocentes, a que un solo asesino actúe». Ya se encargarán «los inocentes» de que entre sus filas nadie les estropee el negocio.