El filito
Basura S. A.
De lo que estoy seguro es de que nadie me negará la necesidad absoluta de limpiar, inmediatamente, los restos de este inmundo atasco y sellar la alcantarilla
Media España se sobrecogió con las declaraciones de Juan Carlos Unzué, recriminando la ausencia de diputados en una reunión con asociaciones de enfermos de ELA. que reclaman atenciones y ayuda económica para algo tan prosaico como es vivir. La otra media, como es habitual, se ... dividió en dos grandes grupos: por un lado, quienes se afanaron en justificar lo indefendible (como el periódico 'Público'); y, por otro, quienes cerraron la boca como si sus madres estuvieran en misa.
Al fin y al cabo, esta última opción presentaba cierto sentido del decoro -dentro de la indignidad de quienes reciben un sueldo estratosférico y galácticamente desparejado de su valía profesional-, pero el husillo rebosó y la porquería no tardó en aparecer.
La primera hez que resaltó entre todas tuvo nombre vasco, apariencia aclaratoria y ausencia de sorpresa: tarde o temprano tendrían que salir a la luz los chuscos tejemanejes de un evidente chulo de putas y su palanganero.
Todos teníamos claro que estos dos tipos -de rostro clarificador- se lo estaban llevando calentito, por mor de alguna reservada información. Que el monto fuera tanto solo supondrá una sorpresa para pocos. Que para trincar jugaran con la vida de cuarenta y cinco millones de personas, solo lo será para quienes aún pongan cara de idiota cuando se hable de los fondos reservados, del dinero de los parados gastados en prostíbulos y cocaína o de quién diseñó el 11-M. Mire a su alrededor: encontrará a muchos de esos. Concretamente, siete millones en todo el territorio nacional, escombro arriba o escombro abajo.
El segundo y enorme trozo de estiércol flotante, desvergonzado y vigoroso como solo un fruto de la putrefacción más absoluta pudiera aparecer, lo presentó nuestro bien querido en funciones, cuando acudió presto al país de los camellos para postrarse, cuadrúpedo, ante el dueño y señor de sus secretos.
Entre otras maravillas, nos coló que se destinarían cuarenta y cinco millones de nuestros impuestos para mejorar las infraestructuras de nuestro enemigo y que este no solo podría introducir tranquilamente sus productos infestados de pesticidas prohibidos (con la misma calma con la que nos mete droga, violadores y degolladores de sacristanes), sino que podría hacerlo sin necesidad de que sus leales súbditos tuvieran que obtener los permisos obligatorios para cualquier desgraciado patrio aspirante a subvencionar las mariscadas de un sindicalista español. .
Y, como sabrá cualquier vecino que haya sufrido un rebase de arqueta, no hay mezcla rebosante sin hedor.
Y este componente inconfundible vino a aportarlo, el pasado viernes, una alegre integrante del PSOE (¡cómo no!), que ha eludido seguir el prudente ejemplo que su madre seguramente le hubiera marcado en la iglesia y que, a colación de la queja de Unzúe, ha rebuznado lo siguiente: «El exfutbolista no se acostumbra a no estar en un estadio lleno de seguidores». Tal cual.
Servidor encuentra mucha confrontación (y no poco debate interior) sobre cuestiones tan polémicas como el sufragio universal, la ilegalización de ciertos partidos políticos o el deseo de que alguien sufra en sus carnes un mal incurable cuyas desgraciadas consecuencias podrían paliarse, siquiera mínimamente, con la mitad del presupuesto que se destina a continuar tapando las grabaciones del iphone presidencial.
Pero de lo que estoy seguro es de que nadie me negará la necesidad absoluta de limpiar, inmediatamente, los restos de este inmundo atasco y sellar la alcantarilla.
Para siempre.