cardo máximo
Ciudadano:
¿Dónde habrá quedado el bien común del que hablaba el pequeño anuncio de ABC de hace cuarenta años?
Sobre la mesa, una página del miércoles 27 de octubre de 1982 que tenía que consultar para un asunto del que les daré cuenta otro día. Un chiste de Chumy Chúmez por el que no ha pasado el tiempo. Tres viñetas en una con el ... mismo monigote y un bocadillo: «Antes, tenía fe en el futuro» en la primera; «Luego, esperanza»; «Ahora, sólo caridad». A pie de página, lo que entre nosotros conocemos como tacón, un recuadrito publicitario para calzar la columna debajo del anuncio del estreno de 'Mad Max 2' en el Rialto. Uno de tantos avisos y recomendaciones inocuos que el periódico dirigía a sus lectores: «Ciudadano: por el bien común, ahorre agua y electricidad». El chiste de Chumy Chúmez es imperecedero, pero es que este recursito no puede ser más actual. Y, sin embargo, sería impensable ni en este ni en ningún otro diario, ¿qué nos ha pasado en estas cuatro décadas?
Para empezar, que nos creímos ricos. La España de 1982 -la del Mundial de Naranjito, la de la visita del Papa, la de la mayoría absoluta de Felipe- se veía a sí misma pobretona y con muchas carencias después de cuarenta años de dictadura. La España de 2022 se ve ahora pudiente y segura de sus logros después de un periodo de estabilidad y prosperidad colectivas por entero inusual en la historia nacional. Los mismos que en 1982 apreciábamos la frugalidad en el disfrute de los bienes colectivos nos hemos convertido en derrochones a manos llenas del anticipo que le estamos cobrando a las generaciones futuras. Y luego, la cuestión de fondo del enfrentamiento que todo lo enturbia, incluso los asuntos más técnicos y menos dados al prejuicio ideológico como la sequía o la escasez de combustibles.
Porque ahora mismo, cualquier invitación al ahorro de agua y electricidad, dadas las circunstancias, se tomaría como un apoyo implícito al Gobierno que lo ha propuesto. Hasta ahí ha llegado nuestro frentismo. ¿Dónde habrá quedado el bien común del que hablaba el pequeño anuncio de ABC? El sentido común dicta que ahorrar bienes tan escasos, y por ello tan valiosos, como el agua y la energía es una propuesta en la que deberíamos coincidir todos. En teoría, porque la realidad nos muestra con tozudez que cualquier decisión que se adopte queda inmediatamente teñida de un color político que la hace inasumible para quienes son de distinto barniz político. No pasa sólo en España, aunque eso no sea consuelo alguno a nuestro cainismo; del aborto a la tenencia de armas, de las agresiones sexuales a la energía atómica, todo se alinea a uno u otro lado de las trincheras ideológicas con que inventamos diferencias. Aunque sepamos lo que más nos conviene, estamos dispuestos a sacrificar la sensatez con tal de no arriar la bandera de nuestras convicciones. ¿Habremos dejado de ser simples ciudadanos?
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