OPINIÓN

Turismo de viejos

Hay muchos que ningunean el turismo mayor, el IMSERSO, el de 'viejos'; pero no se dan cuenta de la importancia que tiene romper la visión que tenían de nosotros

Desde hace unos años mi vida laboral se ha encaminado a guiar y desde hace algo menos he encontrado un «nicho» de trabajo que se ha convertido en un regalo: los circuitos con mayores. De ellos aprendo mucho cada día y, aunque a veces las ... rutas no sean como uno espera, siempre tienen algo especial.

Sobre todo, he aprendido a vivir con vitalidad y a disfrutar de cada instante como si fuera la última oportunidad de hacerlo. Ese espíritu de lanzarse el primero a subir la cuesta de Arcos sin importar la edad que marque su DNI; esa cara de sorpresa o ilusión ante cada nuevo descubrimiento que las rutas les ofrecía. Con ellos se trabaja más pausado, más lento, buscando un ritmo que no convierta sus vacaciones en una yincana cultural. Pero aun así vemos todo o casi todo, disfrutando al saber que aquello que cuento lo oyen con alegría y ganas de conocer algo más.

Eso no siempre se encuentra en una ruta de otro tipo. A veces, quienes están en estos grupos organizados lo que desean es, simplemente, pasar el rato. Pero ellos no; al menos aquellos con los que he topado. Ellos buscan saber, conocer, descubrir cada rincón, quizás pensando en volver en el futuro. Otras muchas veces, simplemente por el hecho de haber podido descubrir el lugar.

Y, en los últimos tiempos, la sorpresa se une al romper los tópicos de la provincia en la que vivimos. Muchos de nuestros visitantes vienen pensando en una zona gris, arenosa y seca que solo cuenta con playas. Es entonces cuando debemos de ejercer de anfitriones y embajadores y comenzar a romper los tópicos para dar una visión real: la potencia natural de nuestra provincia, con gran parte del territorio convertido en espacios libres y vírgenes; nuestros cinco parques naturales; la riqueza y bellezas de las playas. Pero también se sorprenden al ver nuestra riqueza industrial, desde las energías verdes, hasta los astilleros; pasando por la productividad de nuestro campo, con el corcho, el aceite y el vino a la cabeza.

Las preguntas entonces se repiten: ¿y los parados? ¿hay trabajo en la zona? ¿no es una provincia pobre? Las respuestas se dan solas (a pesar de que el narcotráfico está haciendo daño a la visión) al recorrer cada rincón de Cádiz. Y a la alegría por conocer un nuevo destino se añade la satisfacción personal de haber podido mostrar una nueva realidad de este mismo destino.

Hay muchos que ningunean el turismo mayor, el IMSERSO, el de 'viejos'; pero no se dan cuenta de la importancia que tiene romper la visión que tenían de nosotros. Regresarán con ideas claras, que contarán a sus nietos y sus hijos para acabar con los típicos tópicos de los gaditanos vagos y graciosos, de una tierra empobrecida por la desidia de los suyos. Y eso también me ayuda en estos tiempos a sobrellevar mi trabajo: aprendo y aprenden.

Aprendo de su vitalidad, del cambio que se ha dado en nuestros mayores de unos años a esta parte; aprendo en cada conversación y en cada comparativa que realizamos entre su tierra y la nuestra; y eso me permite conocer mejor Cádiz, sus problemas y sus virtudes.

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