OPINIÓN

Rey de redes

Lo peor de todo es que siempre hay un rey de redes y en esta España nuestra, sin cabeza y de pies de barro, el rey de redes se llama Óscar Puente

Las redes son peligrosas, pueden hacerte perder mucho tiempo de tu vida y, a veces, hasta la cabeza. De hecho, este martes, yo mismo he estado a punto de insultar al personal solo por lo que me ocurría con el lamentable estado de una red ... que iba demasiado lenta. No lo hice, claro, soy una persona educada y moderada que trata de buscar lo mejor en lo peor y lo menos malo cuando la cosa pinta calva. Pero a veces, uno no puede y termina echando espumarajos por la boca y callando con un café a precio prohibitivo. Más vale quemarse la lengua que calentarse la cabeza.

Lo peor de todo es que siempre hay un rey de redes y en esta España nuestra, sin cabeza y de pies de barro, el rey de redes se llama Óscar Puente (las cosas de las redes, que fui a mentarle ya que soy de los pocos a los que no ha bloqueado) y terminé acordándome del bueno de Óscar Torres (gran persona, aunque comparta siglas con su homónimo puentil). ¿La razón? Tres horas de retraso, una hora incomunicado en un túnel bajo la siempre hermosa Barcelona, un cambio de tren en Córdoba que me dio para ver los restos de ese maravilloso palacio imperial que otro compatriota de siglas tuvo a bien destrozar para hacer una estación.

Y es que las redes hacen mucho daño, nos hacen perder mucho tiempo. Y más cuando el mandamás, el socialista Óscar Puente, ministro del ramo, gasta más tiempo en X que en su despacho. Dedicado a ser un mal dóberman de Pedro Sánchez; una (mala) suerte de de Alfonso Guerra para González, con menos inteligencia, menos humor, menos clase y mucha menos educación. Un ser que miente más que retrasos tienen los trenes y que sigue echando balones fuera y atacando al PP por el mal estado de unas redes que controlan ellos desde que Rajoy se fue a su retiro espiritual.

La situación cada vez es más dantesca en nuestra red de transportes. Lógico cuando los responsables se dedican a jugar en otro tipo de redes. Pero lo peor está por venir, con la cesión de las redes «autonómicas» a las autonomías y generalitades de turno; desangrando los engranajes de una red que podía ser la envidia de Europa y que ahora se encuentra al nivel de las exrepúblicas soviéticas. Aún recuerdo un viaje en tren por Polonia hace unos 15 años… pues aquel tren, en el que se veían las traviesas por los orificios del baño, se me antoja romántico y hermoso comparado con las actuales maquinas de Renfe. Al menos, aquellos eran puntuales.

Tres horas perdí por la alarmante situación que se vive en Renfe y Adif, tres horas que no recuperaré; ni yo, ni ninguno de los que íbamos en él, por más que devuelvan el dinero, no se compensa horas parado, a veces a oscuras y sin aire acondicionado, en un tren en el que ni los de dentro (bendita la tripulación por su paciencia y su buen actuar) llegaban a saber a ciencia cierta lo que ocurría. Mientras desde los despachos se jugaba con vidas y trenes.

Ojalá algún día el Ministro Puente deje las redes sociales y se dedique a unas redes de transporte cada día peores. El legado del PSOE tardará en borrarse.

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