OPINIÓN
El regalo del Grinch
La Navidad es una época rara. Un tiempo de celebrar con la familia y los amigos, pero también de recordar a quienes no están
La Navidad es una época rara. Un tiempo de celebrar con la familia y los amigos, pero también de recordar a quienes no están. Quizá, por eso, para mí siempre ha sido una época triste y melancólica, en la que los espacios vacíos nunca terminaron ... de llenarse.
Y eso que, en mi caso, siempre he estado rodeado de familia, de esa que está unida y que saca lo mejor de cada cual. Tener cuatro hermanos y ser el más chico (y con diferencia) da para mucho. Por eso hoy, en post-navidad pero aún en fiestas, quiero recordarlos a ellos: Carmen, Tere, Juanma y José. Cuatro pilares que sin saberlo me han aportado mucho, demasiado.
Si cada uno de nosotros somos reflejos de nuestros padres, muchas veces descubro en mí mismo gestos, ademanes y formas de ellos. Mucho de mi forma de ser se asienta en las suyas. En sus experiencias, sus alianzas y sus apoyos.
Hace años, reía con una frase que decía: «si la familia no te avergüenza, es que está muerta», con la que empezaba una serie que me encantaba. Hoy digo que la mía nunca me avergonzó, y que está más viva que nunca con la llegada de los nuevos elementos: esos seis sobrinos que llenan la casa de gritos, risas y hasta discusiones políticas.
Quizá por eso la Navidad es cada vez menos melancólica. Ahora los sitios vacíos siguen estándolos, pero los llenos llenan mucho. Y eso hace saber que le queda mucho recorrido a nuestra familia, que sigue unida, rodeando a unos padres que siguen siendo ejemplo, motor y apoyo, a pesar de la enfermedad y la dificultad.
Hoy soy menos Grinch gracias a ellos. Yo que siempre odié estas fechas, ahora las espero y las vivo disfrutando de cada minuto, de cada sonrisa y de cada mirada, aún sabiendo que lo más importante está sumida en la niebla de una memoria que le abandona por días, aún así, sus minutos de lucidez son el faro más brillante de la Navidad.
Por eso, hoy termino con una reflexión: disfrutad de cada minuto, de cada instante, ya que sean los mejores de vuestra vida. Y mirar en quienes os rodean los regalos vitales que os han dejado, solo así podréis darles las gracias y comprender las razones que os llevaron a ser quienes sois.