OPINIÓN
Cuando no queda nada que perder
Miren la factura y verán la cantidad de impuestos directos que pagamos gracias a un gobierno que dice mirar por el pueblo
Lo más curioso de la izquierda es que te engaña a la cara y le das las gracias. Tienen un discurso perfectamente orquestado, con un enemigo común al que han llamado «empresario», pero que no es más que tu vecino del quinto, el autónomo que ... tiene una peluquería, una frutería o un tallercito. El que contrata a dos o tres, genera empleo sacrificando su propio bolsillo y que lo único que pide es no caer enfermo en un día laborable. Ese que se aferra a su sueño para subir el salario mínimo, y que ve cómo luego le acusan de ser un explotador.
Y es que, la izquierda española, ha ganado el discurso. No importa que la subida del SMI se quedé en un mínimo que va a llevar a muchos a tener que pagar en la próxima campaña de la RENTA. Ese es su éxito: mientras acusa al medio ambiente de tu empobrecimiento, sigue subiendo la recaudación impositiva. ¿No lo han notado en la factura de la luz o cada vez que echan gasolina? Miren la factura y verán la cantidad de impuestos directos que pagamos gracias a un gobierno que dice mirar por el pueblo.
Un pueblo que cada día que pasa está más empobrecido; que a cada segundo pierde calidad de vida. Y es que, aunque se suba el SMI, el salario medio —lo que cada vez cobramos más españoles— sigue bajando, en una demostración del imparable empobrecimiento de nuestra sociedad. La subida de precios es una constante y comparar la lista de la compra de año en año es dantesco. Tanto como ver la incapacidad de nuestros gobernantes para frenar la pérdida de poder adquisitivo.
Un poder que cada vez es menor. Solo hay que escuchar en el bus o hablar con los vecinos para ver que la situación es insostenible. Tanto que ya solo nos queda la resignación frente al pesimismo vital que comienza a marcar nuestro día a día. Y esto es muy problemático, ya que cuando se pierde la confianza en los gestores se buscan soluciones peregrinas. Las que aportaba Pablo Iglesias y los suyos; la que aporta Santiago Abascal y los suyos. Total, ya no nos queda nada que perder.