OPINIÓN
Minipisos a 400 €
Cádiz es una ciudad turística y aunque no todos los males vienen del turismo en los últimos años es una excusa sencilla para no ver la realidad
En los últimos días en la ciudad se habla, y mucho, de vivienda y planes de conseguir nuevos espacios habitacionales para los gaditanos. Y, nuevamente, comienzan los comentarios sobre las viviendas de fines turísticos como causantes únicos de un mal endémico para Cádiz. Un problema que viene arrastrando Cádiz desde que la ciudad es ciudad. De hecho, ya en los siglos XVIII y XIX comenzaron a darse alquileres calientes y muchas fundaciones y compañías extranjeras invirtieron en la vetusta urbe para obtener recursos de los alquileres. Es lo que tiene carecer de espacio para vivienda y con una calidad de vida tan excepcional como la nuestra.
Esa realidad también se vive hoy en día y nuestros alquileres crecen día a día; al igual que el precio de venta de las viviendas, lo que nos lleva a muchos a buscar soluciones fuera de Cádiz para poder vivir sin dejarnos más de la mitad del sueldo en vivienda. Pero ¿realmente es el alquiler vacacional el culpable? La respuesta no es sencilla y, además, es dual. Sí que lo es, por un lado; pero no lo es, por otro.
Es culpable desde el momento en el que se extendieron los alquileres veraniegos. Esos que hacen que muchas casas se alquilen solo de septiembre a mayo / junio, para alquilarse por semanas a precios desorbitados, la mayor de las veces, en negro y sin estar reguladas. Por eso, el verdadero problema no está en las viviendas de fines turísticos, pues estás deben estar registradas por la Junta de Andalucía, deben contar con licencias y se dan una serie de seguridades al inquilino. Eso hace que puedan ser controladas por los ayuntamientos limitando su aparición en las ciudades. Sin embargo, el resto, esas que son negro y mueven una economía sumergida realmente potente en la ciudad, no pueden ser controladas.
Y hay otro culpable: los pisos de estudiante. Si vemos en estos días los anuncios de alquileres encontramos «minipisos» de 15 mt2 por 400 €; habitaciones en pisos compartidos por ese dinero o más, y nuevamente todo en negro. Pero es más sencillo acusar a quienes realizan alquileres reglados para el turismo ya que esto daba un enemigo común y reconocible para quienes no encontraban forma de vivir en Cádiz.
Cádiz es una ciudad turística y aunque no todos los males vienen del turismo en los últimos años es una excusa sencilla para no ver la realidad. El alquiler de precios seguirá creciendo mientras sigamos recibiendo estudiantes (sobre todo Erasmus) que pagan cantidades desorbitadas en habitaciones sin contrato y sin que quede registro alguno. Si en vez de buscar fantasmas entre aquellos que sí cumplen con la legislación, las autoridades se dieran un paseíto por los grupos de Facebook, Milanuncios, etc. Verían dónde radica el verdadero problema de nuestros alquileres.
Es cierto, que el precio de compra-venta también es alto, pero en este caso es una oferta y demanda normal en una ciudad carente de terrenos. Y, nuevamente, son negocios legales. Quizá si se logrará sacar a la luz todos esos alquileres en negro el coste de los alquileres a largo plazo se estancaría y, sobre todo, saldría a flote una bolsa de viviendas de alquileres que ahora no tenemos.
