OPINIÓN
Males viejos, causantes nuevos
Tan extraña es la situación que hasta en la política municipal se está tratando de usar el tema para sacar rédito político
La política es un arte complejo, que hace que lo que antes era blanco ahora sea negro y que los compañeros de viaje no siempre se lleven bien. Pero lo más curioso es como, cuando van llegando las elecciones, se acusa de todo mal al ... rival sin pensar que el causante fue otro.
Pasa estos días con la ley de regadío que va a afectar al entorno del Parque Natural de Doñana. Yo no soy un experto en naturaleza (ni lo pretendo) pero sí que he visitado el parque año tras año por mi trabajo e ido viendo como la sequía afectaba a sus lagunas y marismas.
Tanto es así, que a día de hoy es más sencillo ver inundada la zona de Trebujena (que, como Teruel, también existe y tiene un entorno bellísimo) que la zona onubense del parque. Y es que el proceso es lento e irremediable y Doñana está abocada a su desaparición tal y como la conocíamos.
Las razones son muchas y variadas y no siempre culpa de los políticos. Por ejemplo, el cambio climático es una realidad y lo vemos en la escasez de lluvias que sufrimos. Esa escasez hace que los acuíferos no se recuperen y que las lagunas de Doñana se muestren realmente vacías.
¿Es culpa esto del uso desmedido de los acuíferos? No, no lo es. Los pozos no impiden que llueva. Pero sí son culpables de que esos mismos acuíferos estén sobreexplotados.
La pregunta, entonces, es ¿desde cuando lleva ocurriendo esto? Y la respuesta nos retrotrae décadas, a un gobierno socialista que miraba para otro lado mientras los agricultores del entorno de Doñana se dedicaban a hacer pozos ilegales.
Ahora, la Junta de Andalucía propone regularizar la situación y el problema sale a la luz, pero ¿es culpable la actual Junta de esa situación o es un problema heredado? La respuesta también es clara: un mal viejo con un causante nuevo.
Y eso es algo que ocurre con muchos temas candentes. Cuando se acercan las elecciones, los partidos políticos en vez de buscar soluciones buscan culpables. En el caso de Doñana los culpables son muchos y no siempre nos gustaría señalarlos por ser de «nuestra cuerda».
La ley que se pretende establecer ahora no deja contento a nadie y son muchas las voces que se alzan en contra; pero de todas ellas solo deberían importarnos la de los científicos. Los verdaderos expertos que lejos de meterse en cuestiones ideológica muestran la realidad más brutal de uno de los grandes pulmones europeo.
Tan extraña es la situación que hasta en la política municipal se está tratando de usar el tema para sacar rédito político. Lo vemos con el alcalde y su delfín y las respuestas desde la oposición. Se lanzan a los discursos grandilocuentes, a tratar de salvar al mundo sin mirar a su propia casa. Hace años, una mujer mayor y sabia, me dijo: si cada uno limpiase la puerta de su casa, el mundo estaría limpio. Si cada político se dedicase a hacer mejor su circunscripción, España estaría mejor. Pero en el juego de la política se prefiere buscar causantes nuevos a problemas viejos.