Opinión
Luces navideñas
Lo que nota el comercio local es que el cliente habitual ya no va y no importan luces y pistas de hielo; cuando no hay nada en el bolsillo, no se puede rascar
Dicen los comerciantes que las luces de Navidad no han atraído al comprador y que la campaña ha sido, más o menos, como el año pasado; aunque, también dicen, son muchas las personas de fuera que han venido a ver la ciudad y «algo se ... ha picado». Cabe entonces preguntarse si la razón por la que este año se haya comprado menos de lo esperado está en las luces o si, por el contrario, las luces han salvado una campaña navideña flojita.
Yo soy de los que apunta a la segunda hipótesis. Y creo en ella ya que lo veo en mi día a día laboral. Como otros guías, mi trabajo conlleva hablar con cientos de personas que vienen a conocer la provincia y la realidad es que este año el dinero está llegando a su fin. Muchos no quieren ver que estamos sumidos en una crisis económica que se disfraza en una macroeconomía en crecimiento para el computo de España. Pero esto es como estudiar solo la historia de los reyes y no mirar al panadero.
El panadero (y el guía, el obrero, el administrativo o el profesor) llega a fin de mes ajustado, con una subida de precios que no parece tener fin y unos sueldos que son los que son, más allá del SMI. Con unos impuestos que nos desbordan (y si el asalariado lo viera como lo ve el autónomo otro gallo cantaría) hasta hacer insostenible el sistema. O, lo que es lo mismo, está terminando de romper la economía doméstica. La que lleva a la gente a tirarse a la calle para comprar los últimos regalos sin mirar el cuánto.
En ese «Cuánto» gana por goleada el comercio electrónico de las grandes cadenas, empezando por Amazón y siguiendo por Temu, Shein y todas las demás; en las que la calidad queda en segundo plano, pero permiten continuar comprando, seguir en la ruleta consumista. Eso es lo que nota el comercio local, que el cliente habitual ya no va, y no importan luces y pistas de hielo; cuando no hay nada en el bolsillo, no se puede rascar.
Al menos este año hemos rascado cuota de popularidad, y según se extendían los comentarios de la iluminación gaditana más gente venía a vernos.