OPINIÓN
De los lodos de la Dana nacerá una nueva sociedad
Creo que es peligroso que el pueblo tenga que salvar al pueblo ya que eso significa que nuestro modelo social ha muerto
A pesar de los pesares, hay que ser positivo y buscar la esperanza en cada rincón, en cada sonrisa amiga, en cada palabra agradable que recibimos, tratando de devolverla para hacer la vida mejor. No podemos esperar que el mundo se arregle sin poner nuestro ... grano de arena; sin aportar. Lo hemos visto ahora en Valencia y aunque no soy fan del lema «el pueblo salva al pueblo», sí creo que hemos vuelto a ver lo mejor de la sociedad española. En su complejidad vieja y nueva; en la España de las autonomías, pero también de las colonias migrantes.
No me gusta, sin embargo, el lema. Creo que es peligroso que el pueblo tenga que salvar al pueblo ya que eso significa que nuestro modelo social ha muerto; que el Estado de Bienestar está obsoleto y que ciertos gurús crean que las instituciones no son necesarias. Es decir, el pueblo salva al pueblo nos acerca al anarquismo y a la destrucción de la sociedad tal y como la conocemos.
Lo peor es que eso surge de la bondad humana. Esa que se ha lanzado a ayudar al prójimo cuando las instituciones jugaban a la política partidista; sin darse cuenta de que ambos (PP y PSOE) se ponían a los pies de los caballos mientras los Alvises, Iker Jiménez y Ángel Gaitan de turno se embarraban a pie de calle. Curioso que el 15M surgió como un movimiento de repulsa al hastío y a la crisis y en la Dana ha surgido una nueva reacción, esta vez desde la extrema derecha que ha sabido moverse entre barro y fotos, entre indignación y llantos, para conseguir rédito electoral.
Y a pesar de los pesares, hay que ser positivo y buscar la esperanza en cada persona de buena voluntad que se ha lanzado a las calles embarradas para ayudar al otro. Al que no conozco, pero podría ser yo; sin importar colores, ni ideologías ni religiones. Alejándose de la discordia partidista para acercarse al abrazo social; ese que debería ser el común denominador de nuestros días para evitar seguir ahondando en diferencias inventadas.
Los lodos de la Dana han mostrado la peor cara de la sociedad, pero también la mejor. Y aun queda mucho por avanzar, por hacer en aquellas tierras. Pero de aquellos lodos, ahora llegan los barros: secos, duros, perdurables. Los barros que se van a ir fortaleciéndose hasta convertirse en el hormigón armado que une las juntas de una sociedad cansada de gritos, de aspavientos, de corruptelas. Hartas de ser divididos entre hormigas y berreas. Una sociedad que ha mostrado que prefiere la ilusión, la esperanza, la hermandad y que también ha descubierto que la Generación de Cristal tiene mucho que decir.
Esa es la última fase de la esperanza nacida de las inundaciones. Entre el barro ha aparecido una marea de jóvenes que creíamos perdidas en discursos woke y llantos por cuestiones peregrinas pero que han demostrado ser fuertes y capaces. Capaces de mancharse, cansarse y buscar soluciones; fuertes para ser la base del futuro de nuestro país.
Por eso, a pesar de los pesares, hay que creer en la esperanza de un pueblo que no salva al pueblo ya que es un pueblo que no debe ser salvado.