OPINIÓN

Llueve sobre encharcado

Y ahora vuelven a verse las carencias hidráulicas de este país en el que la normativa urbanística ha mirado para otro lado mientras se construían viviendas ilegales en lugares no del todo seguros

El ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra; o que se moja dos veces en el mismo charco. Con la prepotencia del que se cree por encima de las fuerzas de la naturaleza, una y otra vez construye ... en cauces de ríos, en riberas hoy seca pero llenas en el pasado. Eso es lo que ha vuelto a pasar en Jerez después de estas fuertes lluvias: carreteras inundadas, campos anegados de agua, destrozos y personas aisladas por el Guadalete y sus afluentes.

No es algo nuevo. Cada vez que las lluvias se hacen fuerte vuelven el agua a su cauce. Esos cauces que bajan torrenciales desde la sierra, llenando nuestros pantanos en este primer año de lluvias después de una larga sequía. Y ahora vuelven a verse las carencias hidráulicas de este país en el que la normativa urbanística ha mirado para otro lado mientras se construían viviendas ilegales en lugares no del todo seguros.

Por fortuna, dramas como el vivido en la Dana valenciana no son tan frecuentes; pero observar como el agua se cuela en las casas es un aviso a navegantes. El aviso de que la naturaleza siempre vuelve a su espacio; de que hay que escuchar a los viejos del lugar y a los expertos actuales para combatir los desastres.

Esto no va de cambios climáticos, aunque los políticos quieran insinuarlo. La situación nos habla del poder de la Naturaleza; el único que es superior al del hombre; el único que es capaz de provocar un tornado en Huelva; inundaciones en Málaga o temporales en Cádiz. Por eso es importante que se tomen medidas, que se recupere la cordura y que, como vemos estos días en nuestra Sierra de Grazalema, se preparen los campos y los montes para lo que está por venir.

Y lo que vienen son años de lluvias, pues naturaleza e historia son cíclicas. Años para recuperar nuestros acuíferos y llenar nuestros pantanos; pero también años para atajar de una vez las carencias en seguridad medioambiental que tenemos en esta Andalucía nuestra. Al fin y al cabo, el agua siempre vuelve a su sitio.

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