OPINIÓN
Los idus de marzo
Como en el pasado, los hilos se mueven alrededor de un presidente del gobierno que comienza a ser incómodo para los suyos
Seguramente hayan oído hablar de los idus de marzo, ya saben: el asesinato de Julio César a mano de los senadores romanos. Lo que quizá no sepan es que la vida del gran César siempre estuvo en manos de otros y que tal día como ... hoy Casio y Casca decidían que quién debería sobrevivir al día siguiente sería Marco Antonio, y la historia de la República de Roma cambiaba para siempre.
Por eso, cuando hablamos de política actual hay que tener cuidado con lo que ocurre alrededor, con aquello que no se ve, pero se intuye. Algo así ocurre en estos días en nuestro país; cuando las televisiones se llenan con la inmensa figura de Koldo para atacar al gobierno socialista, mientras los afines levantan los pufos de la pareja de Isabel Díaz Ayuso para limpiar el nombre de Pedro Sánchez.
El presidente debería comenzar a preocuparse, pues la Historia es buena maestra y ya en el asesinato de César mostró como los mayores aliados del dictador (César nunca fue emperador) se pusieron en su contra. Llegado el momento, Lucio Cornelio Balbo el mayor, quien en la conquista de Lusitania aparecía como aliado, amigo y consejero (además de patrocinar su ascenso) movió hilos para sobrevivir al asesinato de su pupilo y apoyarse en Marco Antonio y Augusto para continuar fijado al poder, estableciendo un segundo triunvirato (de los 2 citados más Marco Emilio Lépido) para controlar el ya nominado imperio romano.
Como en el pasado, los hilos se mueven alrededor de un presidente del gobierno que comienza a ser incómodo para los suyos. Algunos barones del PSOE como García-Page muestran abiertamente su malestar, aunque manteniendo la fidelidad al partido; la vieja guardia también se levanta, con González y Guerra a la cabeza viendo como el sanchismo puede conllevar el fin de un partido socialista centenario que se va cercenando en cada decisión, desapareciendo poco a poco de los parlamentos autonómicos (salvo en Cataluña).
La pregunta es ¿quién será el Brutus que de la primera puñalada? Tal vez el caso Koldo y la caída de Ábalos sea un primer paso para el final de Sánchez. Un presidente que necesita de las cortinas de humo de Yolanda Sánchez, y las salidas de tono de Óscar Puente, para ocultar la aparición del nombre de su mujer, por ejemplo, en el caso de las mascarillas.
La realidad es que el PSOE debe ser en estos momentos un hervidero de conspiraciones, sabiendo que la egolatría de Sánchez puede conllevar el fin de una época, con un electorado harto de sus caprichos y con una crisis económica que ya se deja ver en el día a día. Mientras él y sus aliados a la izquierda siguen jugando a salvadores del planeta, el país se desangra. El campo ya ha tomado la calle, los autónomos están a punto de explotar —matando gran parte del sector económico español—, y los transportistas miran de reojo; pero ellos solicitan bajar IVA del arte contemporáneo a la vez que suben el de la electricidad.
Si Roma no paga traidores, en el sanchismo, los traidores, se agazapan esperando su momento.