Fundido a negro
La imagen de la ciudad, a oscuras en unas noches solo iluminadas por las coplas, es más que significativa de este final de legislatura
Tenía este artículo previsto para una semana atrás, pero decidí retrasarlo esperando a ver si al alcalde se le encendía la bombilla. Pero no, se ha marcado un fundido a negro, y ha dejado los carnavales oscuros como boca de lobo. Ese lobo que tantas ... veces ha aullado a favor del viento pero que se quitó la piel del cordero el pasado Carnaval de febrero. Ese mes, el alcalde tomó una decisión valiente y, creo, acertada. Pero Cádiz es mucho Cádiz y la calle se llenó de gaditanos que levantaron la voz contra la decisión. Y para colmo Antonio Martínez Ares se posicionó claramente y le lanzó una brillante puyita.
Tan brillante que ha decidido, en una idea especialmente negativa para su sucesor, fundir a negro. Y hacerlo en la fiesta grande gaditana. La imagen de la ciudad, a oscuras en unas noches solo iluminadas por las coplas, es más que significativa de este final de legislatura. Se han acabado las ideas y se han escondido las luminarias. Y se ha hecho con un contrato mucho más alto que en años anteriores. Algo que no es raro, con la subida de precios, pero sí lo es cuando la ciudad queda a oscuras.
Parece como si el alcalde, sabiéndose ya fuera del Ayuntamiento, hubiese decidido hacer dejación de sus funciones. Ni tan siquiera por le palco del Falla se le ha visto con asiduidad. Sin ser malo, ni buscar doble sentido, sí que se le ha visto en las fiestas populares asociadas a comida, ya sea erizá, ostioná o empaná (y no voy a hacer el chiste fácil sobre el cambio de figura de la figura principal).
Además, el mundo del Carnaval ha encendido las bombillas de alarma, y no solo por el alumbrado. Ha comenzado el ataque a un alcalde que en ocho años de legislatura no había recibido una sola mala palabra. El anuncio de su marcha parece haber abierto la puerta a la crítica del mundo del Carnaval a la gestión que hemos sufrido en esta ciudad. Critica suave, pero crítica, que la izquierda mediática, y Kichi creyó que lo era, no acepta. No lo hace al pensar que su superioridad moral ilumina la sociedad y es luz suficiente para matar cualquier sombra de duda.
Pero la sombra de José María González no es tan extensa como para cubrir todas las fisuras de su gobierno. La oscuridad de este carnaval no ha deslucido el éxito en la calle; un triunfo que se aleja de una gestión que ha dejado mucho que desear este febrero. El Carnaval 2023 ha recuperado algunas de sus mejores imágenes, pero también nos ha dejado luces y sombras. Como la penumbra que amenaza en convertirse en noche oscura de un sábado cada vez más botellódromo.
Una penumbra que se irá fundiendo a negro según vayan llegando las elecciones. Mientras, Kichi sigue su campaña en redes hablando de un macropolítica que en nada interesa al gaditano. A un ciudadano de la vetusta Gades al que ha dejado sin lustro en la semana grande. Quizá pensó que se le perdonaría todo desde el sector; quizá quiso castigar a quienes levantan la voz contra él. O, simplemente y mucho peor, ha decidido que la mejor forma de irse es hacerlo sin que se le vea bajo foco alguno.