OPINIÓN
Cádiz fenicia
La ciudad lo necesita, necesita volver a creen en su potencial, en la fuerza de un turismo de calidad que se aleje de la masificación veraniega de los free tours y el bocadillo en la playa
Cádiz es una ciudad de contrastes, de fanatismos vestidos de colores diversos (desde el Carnaval a la Semana Santa, pasando por la política). En la que lo mío es lo mejor y lo de enfrente es lo peor. Sin importar el qué, el cómo ni ... las circunstancias. Eso lo hemos visto estos días con el «Cadiz fenicia» en el que los puñales y las fakenews (lo que vienen siendo los bulos, de toda la vida de Dios) se han lanzado para desprestigiar una idea que no era mala del todo. Aunque no sea perfecta, como ha mostrado la realidad.
Se han hecho cosas bien: arreglar yacimientos y abrirlo; alguna que otra conferencia; recreaciones y todas esas figuras que han mostrado que nuestros artesanos no le van a la zaga a ningún valenciano (error encargárselo a un fallero y no a uno de los nuestros). Y también hacer partícipe del acontecimiento al pueblo gaditano; que una vez más, como siempre, se ha volcado en su Cádiz.
Por supuesto, también hay muchas sombras y algún que otro error de bulto como ese «Ball Hammon» que ha llenado las redes de los historiadores locales. Error que ha llevado a preguntar dónde está la UCA en todo esto, y la participación de sus historiadores. Al igual que también nos preguntamos algunos que ha pasado con ciertas épocas de nuestra historia en este plan del Ayuntamiento de Cádiz a varios años.
Pero, más allá de esos errores, el fondo es bueno. Tan bueno que puede servir de base para otras cosas, para otros años. Para mostrar que Cádiz es historia y patrimonio; que es flamenco y cultura; que es literatura y política; que Cádiz es liberal y democrática; que Cádiz son tres mil años de Cádiz, con sus luces y sus sombras. Digna heredera de una historia con altibajos, pero en la que siempre se «hicieron cosas».
El mayor fracaso es no intentarlo; el segundo, es no aprender de los errores. Y ya hemos dicho que ha habido algunos. Pero también muchas luces: llevamos semanas hablando de Historia; se han abierto yacimientos a precios populares; hay conferencias de expertos en la materia; la ciudad, por primera vez en mucho tiempo, ha usado su Historia para crear sinergias y buscar un rédito económico lejos del sol y playa.
Y eso es lo más importante. Es un paso adelante después de años de estancamiento. Es un primer intento que nos ha dejado imágenes únicas y que trae uno de los grandes espectáculos nacionales con La Fura dels Baus, lo que vuelve a poner a Cádiz en el centro de atención mediática. La ciudad lo necesita, necesita volver a creen en su potencial, en la fuerza de un turismo de calidad que se aleje de la masificación veraniega de los free tours y el bocadillo en la playa. Necesita crear reclamos que nos conviertan en lo que debemos ser: referentes del turismo cultural y patrimonial; aportando como elemento principal algo que nos hace únicos: muestra historia.
Bruno García y su equipo lo saben. Saben que debemos «vender» a la trimilenaria como una ciudad especial en el que los monumentos pasean por sus calles; en la que podemos encontrar historia en cada esquina. Este ha sido un paso, titubeante y cambiado en ocasión, pero el primero para bailar al son de nuestra historia.