Aparcando niños
Cuando los niños del siglo XXI se conviertan en adultos la dependencia del teléfono será tremenda
Sentarse en una mesa de cualquier restaurante en estos tiempos es meterse en un mundo de músicas y diálogos absurdos que se entremezclan entre las decenas de teléfonos que pueblan las manitas de los niños presentes. El móvil y las tablets se han convertido en ... los cuidadores del siglo XXI; una suerte de chupete virtual que funciona entre los 12 meses y los 15 años. Pero que también denota una falta de cuidado hacia esos niños.
Es una lástima ver como las conversaciones en los que los más peques de la casa incluían sus voces inocentes o sus preguntas repetitivas han desaparecido. Una pantallita brillante es suficiente para tener a los nenes sentados y callados.
Pero ¿realmente es suficiente o estamos creando una sociedad de maleducados? El teléfono es una herramienta necesaria, pero vemos como se ha convertido en un apéndice que aparece en todos los lugares y en todos los momentos. Y no solo en manos de niños.
Hemos pasado de tener que volver a casa para llamar a menganito, o buscar una cabina para tal fin, a que en nuestras manos tengamos un poderoso ordenador que nos individualiza y aísla. Y lo hace socialmente, pero también empáticamente. Peleas grabadas, accidentes, suicidios… Todo antes de intervenir o ayudar.
Estoy convencido de que esta situación irá a peor. Cuando los niños del siglo XXI se conviertan en adultos la dependencia del teléfono será tremenda. Solo hay que ver los berrinches que se suceden en bares y playas cuando se les termina el tiempo estipulado. Y como los padres terminan dándole otro para poder seguir tranquilos. El silencio sobre la educación.
Una sociedad en la que los niños son aparcados para conseguir la tranquilidad de los adultos, es una sociedad adulterada. Los niños deben correr, jugar, socializarse con los demás para ser adultos sanos.
Para ser capaces de tener relaciones veraces y respetuosas con sus convecinos. Quizá sea que no soy padre o quizá es que he recibido una educación en la que se me llamaba la atención cuando me comportaba indebidamente, pero hay cosas que no veo normales. No veo lógico que un niño de 7 u 8 años pueda tener un móvil con acceso a internet y a todo lo que se esconde ya que encontrará videos explícitos (y no solo sexuales) que pueden hacer que confunda la realidad con la ficción.
Los retos en TikTok, por ejemplo, le han costado la vida a un crío en Inglaterra mientras los padres ni se imaginaban qué estaba haciendo y viendo. Las mentes de los más pequeños son manipulables, por eso deben ser educados y culturizados (que no es lo mismo) desde edad temprana. Pero si los dejamos en manos de redes sociales los exponemos a un mundo que les viene grande. Y lo peor es que lo hacemos/ hacen por comodidad. Para estar en silencio un rato más, para tener un viaje tranquilo, para que nos dejen comer con los amigos, para que nos… Siempre el para «nos».
Hemos puesto el yo por delante del todo. Y sobre todo por delante del bien común, olvidando que los niños no son juguetes, que no podemos aparcarlos con un teléfono para evitarnos molestias o en el futuro no tendremos una sociedad justa y sana.
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