OPINIÓN
Ángeles de verde
Los guardias civiles son ángeles, héroes que se visten de verde para luchar contra la violencia, para salvar vidas en el mar, para proteger nuestros campos (y nuestra fauna), para velar por la seguridad en nuestras carreteras
Este fin de semana se ha vivido en Barbate un acto más en la lucha contra el narcotráfico en la provincia de Cádiz. Nuestra provincia ha sido siembre encrucijada y zona de contrabando, de trasiego de productos prohibidos, de piratas y contrabandistas que jugaban a ... la pillería para luchar contra la pésima situación económica que vivíamos. Y eso creo en el imaginario colectivo una idea romántica de ellos; de los de antaño, que se jugaban la vida «bajando al moro» o cruzando a Gibraltar para sacarse unos duros con los que vivir frente a las penurias que le ofrecía el día a día en su localidad.
Salir de ahí nos ha costado mucho y es un lastre que aun arrastraban localidades como Sanlúcar, Barbate, Tarifa o la Línea, pero que se extiende más allá y sube por el Guadalquivir camino de Lebrija. Y ver los vídeos del pasado fin de semana, con grupos aclamando y vitoreando a los narcos es un paso atrás. Principalmente al constatarse que la imagen del narcotraficante sigue apareciendo como el del héroe local que se enfrenta a una autoridad opresora.
Pero la realidad es muy diferente: la costa de Cádiz (de todo el sur peninsular, realmente) es campo libre para las mafias de medio mundo; lo que está provocando que la violencia se extienda exponencialmente y que el trabajo realizado por las autoridades y los vecinos se venga al traste. Para colmo, el ministro Marlaska decidió hace no mucho eliminar el OCON, el cuerpo de elite que estaba logrando mantener a raya a los narcotraficantes; a la vez que se reducían los medios de los que dispone la Guardia Civil.
La viuda de uno de los guardias asesinados decía ayer mismo que su marido estaba para salvar vidas. Y esa es la realidad. El cuerpo al que pertenecía no se dedicaba al trafico de drogas sino al rescate en el Estrecho. Una realidad que muchas veces se nos olvida y que no debería pasar. La Guardia Civil es el cuerpo de seguridad que más vida salva, el que se enfrenta a la muerte sin pensar en el peligro. Recordemos al motorista que se cruzó en la carretera para salvar a unos chicos de un conductor kamikaze, por ejemplo. Un solo ejemplo de miles que podemos encontrar.
Los guardias civiles son ángeles, héroes que se visten de verde para luchar contra la violencia, para salvar vidas en el mar, para proteger nuestros campos (y nuestra fauna), para velar por la seguridad en nuestras carreteras. Lo fácil sería decir que lo hacen por dinero, pero el sueldo de un Guardia Civil no cubre el riesgo que asumen cada vez que salen a un servicio.
En este país hemos convertido en héroes a niñatos sentados detrás de un ordenador, ídolos a seguir por nuestros jóvenes que buscan la riqueza rápida. Y hemos dejado de lado el reconocimiento a quienes se disfrazan de servidores del Estado para no mostrar el verdadero valor de cada uno de ellos. Un minuto de silencio se ha convertido en suficiente reconocimiento, y hasta esto se ha escatimado en una Generalitat plegada a los deseos de la izquierda reaccionaria.
Por eso, hoy, no puedo más que terminar mi artículo agradeciéndoles su labor y con un simple ¡Viva la Guardia Civil!
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