SIN ACRITUD

Todos en vilo

Las dos Españas no se van a poner de acuerdo en todo este embrollo de Sánchez, pero pase lo que pase el daño ya está hecho

Ignacio Moreno Bustamante

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Aquí estamos. En vilo. Todos pendientes. A ver qué ocurre. De lo que pase dependerá buena parte de nuestro futuro. A las dos de la tarde es la cita en Carranza. Fundamental. Vital. O ganamos al Mallorca o decimos adiós a la Primera División. Lo ... otro también. Lo de Pedro Sánchez. Importante, sí. Pero no tanto. Al fin y al cabo, diga lo que diga mañana lunes, este Gobierno no tiene arreglo. No hay por dónde cogerlo. Y van a seguir, no van a soltar el poder así como así, tan fácil. De un modo u otro se mantendrán en La Moncloa. Con Pedro o sin él. Es absurdo repetir las múltiples posibilidades que se barajan sobre lo que pueda ocurrir. Que se vaya, que se quede, que se vaya convocando elecciones, que se vaya sin convocar elecciones, la cuestión de confianza... en fin. Mañana saldremos de dudas. Y tampoco merece la pena ahondar en sus motivaciones. Tacticismo político, enamoramiento profundo, estrategia para las elecciones catalanas... todo son hipótesis y cada cual tiene la suya propia. Sin embargo, paralelo a este universo de especulaciones que explotó el miércoles a la hora de la merienda, sí que hay una serie de certezas en las que todos debemos estar de acuerdo. Hechos contrastados, que no admiten discusión. Y todos ellos son, sin duda también, malas noticias objetivas para todos nosotros como españoles que estamos obligados a convivir, que compartimos territorio, que respiramos el mismo aire y nos alumbra el mismo sol. El primero de ellos es que el nivel de polarización ha alcanzado cotas enfermizas. Por suerte, aún hay millones de personas que están absolutamente despegadas de la política y todo esto se la trae al pairo. Su interés es cero. Bendito sea su karma. Pero a la inmensa mayoría de los españoles sí nos interesa el asunto. Nos guste o no, son los políticos quienes dirigen nuestros designios. Y desde hace mucho tiempo, al hablar de política, no hay más remedio que posicionarse. En este caso concreto, o con Pedro o contra Pedro. No hay otra. No hay lugar para el debate sosegado, para el intercambio de opiniones o argumentos. Estamos rotos por la mitad, las dos Españas de las que ya nos hablaba Machado. Y esto nunca trajo nada bueno.

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