SIN ACRITUD
El tonto del colegio
Un año más Selu clava un personaje y demuestra que la mejor crítica es la que se hace desde el humor y con inteligencia
Un año más, cómo no, Selu vuelve a clavarlo. Nadie cómo él para captar la esencia de un personaje. Los cala, los analiza bajo la lupa de la sabiduría popular –nada de estudios sesudos ni pamplinas de universidades lejanas– y nos los destripa con ... un talento genuino, inigualable, inimitable. Lo ha hecho con decenas de ellos desde hace más de 30 años. El borracho, la maruja, el 'caleti' de Cádiz, el rico, el calzonazos, el 'enterao', el 'nini'... hasta llegar al flamenco 'tieso' de este año. Pero no solo a través del tipo, que también. Sino sobre todo de sus letras. Selu García Cossío tiene la inmensa habilidad de elevar a la categoría de arte el más mínimo detalle cotidiano. Pasear al perro, afeitarse, ir a la compra, tomarse un vaso, ver una obra. Hasta nos enseñó a distinguir el viento en Cádiz. No hay nada más gaditano que determinar con exactitud qué viento sopla hoy. Levante, poniente, viento 'el sú'. O 'levantaso' y 'ponientaso', que es lo mismo pero no es igual. Sólo alguna callejera tiene la habilidad de Selu para esos golpes, esa ironía. O cuando toca, para esa crítica que parece que no pero sí. Humor y elegancia que te dejan temblando. Sobre las tablas del Falla ninguna más. Las hay muy buenas, obviamente. Pero en la interpretación del personaje nadie se le acerca siquiera. Algunos lo intentan, el cuarteto de Gago por ejemplo. Pero de forma infinitamente menos inteligente. Mucho más directa y a veces soez. Cuando a una agrupación de Carnaval le basta y le sobra con lo que hace y dice en el escenario, es que lo ha 'clavao'. Si además de con su actuación tiene que reafirmarse tratando de llamar la atención y provocando en los medios de comunicación –no les digo ya en redes sociales– es que algo le falta. Tiene que complementar lo que le ha faltado en el momento de la verdad. Les pasa a la mayoría de las agrupaciones. A Selu jamás.
El viernes, en el pase de cuartos de final de su chirigota, le dio tal repaso a la clase política en general, que no queda otra que volver a rendirnos a sus pies y darle las gracias por esos dos minutos y medio de pasodoble. Ironizó sobre sus subidas de sueldo, que están justificadas porque «un político es como un jersey, si es barato es que no es bueno». Sobre sus privilegios, que les hacen perder el sentido de la realidad. Y sobre todo sobre su falta de capacidad: «Hay que ver lo lejos que ha 'llegao', si era el tonto del colegio». No le hizo falta citar a nadie para que a cada uno de nosotros se nos vinieran a la mente unas cuantas caras. Unos cuantos nombres. A un servidor, por ejemplo, y por irnos a las más alta instancias del Estado, se le viene el del tal Santos Cerdán. Electricista de profesión y actualmente 'negociador' del futuro de España con Puigdemont. Si es que a eso se le puede llamar negociar, o más bien bajarse los pantalones. También el de Félix Bolaños, ministro de Justicia y seguro que un estudiante brillante. Pero que si sus compañeros hablaran nos desvelarían la cantidad de 'cates' que tuvo que llevarse en el recreo. De ahí para abajo imagínense. Enorme Selu. Un año más. Siempre.