SIN ACRITUD
Talento con nombre y apellidos
Cientos de gaditanos brillantísimos se han tenido que marchar lejos de esta tierra para desarrollar sus carreras profesionales y sus vidas. Imagine que algún día pudiéramos retenerlos. Seríamos imparables
Cuando era pequeño me divertía hacer una imaginaria selección de futbolistas gaditanos que no jugaban en el Cádiz. Y pensaba que si los reunieran a todos vestidos de amarillo no se nos escaparía, como mínimo, la clasificación para la Copa de la UEFA. Me salían ... Botubot en el Valencia, Migueli en el Barcelona, Paco Baena en el Atlético, Manolo Mesa en el Sporting, Super Paco y Enrique Montero en el Sevilla, Juan José en el Real Madrid... todos ellos internacionales. Pero había muchísimos más. Los hermanos Mejías en su plenitud –Pepe en el Zaragoza, Salva en el Murcia–, Jose González, Antonio Calderón y Barla que jugaron en el Rayo y varios equipos más, Moisés Arteaga en el Espanyol... Por supuesto algo más tarde Kiko Narváez y Mami Quevedo, birlados por Jesús Gil para el Atlético de Madrid. Qué decir de los béticos Joaquín y Juanito. O de Nolito. Actualmente están Bryan Gil en el Girona o Suso en el Sevilla... y muchísimos más. Ya les digo, si hiciésemos una selección histórica con todos ellos vaya usted a saber cuántas Copas Intercontinentales tendríamos en las vitrinas de Carranza. Pero ese es el sino de Cádiz. Los que destacan, los que brillan con luz propia, habitualmente se marchan fuera. No tienen más remedio que buscar otros lares en los que desarrollar su talento. No sólo en el fútbol, sino en todas las profesiones. Han de perseguir sus sueños lejos de una tierra que se los niega. Por supuesto la siguen amando. Vuelven siempre que pueden porque aquí están sus raíces. Su familia. Sus recuerdos. Su esencia. Pero lo hacen sólo de visita. Y cuando llega septiembre o acaba la Navidad, no tienen más remedio que volver a emigrar, dejando aquí una parte de su corazón. Pero llevándose con ellos todo su potencial, todas sus capacidades, todas sus habilidades profesionales.
Lo hacen, además, desde bien jóvenes. En muchos casos directamente se marchan fuera a estudiar. La Universidad de Cádiz ha hecho un esfuerzo importante por retener talento. Pero es obvio que aún no es suficiente. Y aun cuando se forman aquí, a los que más destacan no les queda otra que partir tras su etapa universitaria. Tenemos decenas de altos directivos repartidos por España y hasta por Europa. La semana pasada en LA VOZ de Cádiz tuvimos el inmenso orgullo y el honor de premiar nada más y nada menos que al vicepresidente mundial de Ikea, Juvencio Maeztu. Un auténtico líder que –como él mismo explicó en su discurso– mantiene un impresionante equilibrio entre la humildad y la fuerza de voluntad para ejercer su liderazgo. Y que, para alcanzarlo, ha sido fundamental haber nacido en esta tierra, de la que se siente tan orgulloso. Como él, en esa selección de virtuosos gaditanos en distintas parcelas profesionales, está el gaditano también de 'Cadi-Cadi' Federico Linares, presidente de EY España; el jerezano Lorenzo Amor, presidente de la Asociación de Trabajadores Autónomos; la isleña Inés Esparragosa, Coordinadora del Grupo de Estudio de Neurooncología de la Sociedad Española de Neurología; el sanluqueño Javier Garat, secretario general de la Confederación Española de Pesca; Sandra Golpe, directora de Antena 3 Noticias; Ana Bueno, Directora Contenidos Multimedia Mediaset; Hernán Cortés, prestigiosísimo pintor; Marta Pérez Dorao, presidenta de la Fundación Inspiring Girls... decenas de ellos en puestos de altísima responsabilidad. Y centenares más que son anónimos pero también tremendamente brillantes. Seguro que tiene usted varios amigos o familiares desperdigados por todos los puntos a los que les han llevado sus carreras profesionales. En Madrid, en Francia, en Inglaterra, en EEUU.
Imagínese ahora que todos y cada uno de ellos hubiesen podido desarrollar sus vidas, personales y profesionales, aquí. Imagínese que la tierra en la que han nacido y a la que, me consta, todos ellos aman con pasión, les hubiera dado esa oportunidad. Imagínese unir todo su potencial al de los que sí han tenido la fortuna de hacerlo en nuestra provincia, que también hay muchos y muy buenos. Esa es nuestra tarea. La de todos. Retener a toda costa tanto talento que se nos escapa desde hace décadas. Si algún día lo logramos, créame, seremos absolutamente imparables.